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¿Qué son en realidad los mímicos en Dark Souls? ¿Qué lugar ocupan en su lore?

Adorando al dios de la codicia
Por Adrián Suárez Mouriño

Los mímicos son una de las criaturas más queridas del universo Souls, también de las más odiadas. Son enormes, delgadas hasta dar grima, y transforman el júbilo de encontrar un tesoro en un reto que se puede llegar a complicar mucho si no lo afrontamos bien. Todo esto lo sabemos ya, pero, ¿cuál es su origen en el lore de Dark Souls? Busquémoslo.

 

De la primera llama nacieron los hombres, varios extrajeron las grandes almas y obtuvieron el poder de los dioses, pero también salieron de ahí otras deidades como Flann, Fina, Elizabeth… y también un poderoso dios de la codicia que vive en Lordran representado por estos mímicos. Que este era su origen  es una idea que me rondaba por la cabeza y que protagonizó uno de los últimos tweets de la cuenta oficial de Dark Souls, lo que me llevó a investigar más.

 

 

Claro que existe un problema con esta cuestión: si es un dios, un ente individual, ¿cómo es que hay tantos mímicos? Podríamos pensar que es una esencia que se traslada de baúl en baúl, pero en Dark Souls III, antes del enfrentamiento contra el gigante Yhorm, existe una sala en la que conviven dos que pueden llegar a atacarte a la vez. ¿Son varios dioses entonces? ¿Es un dios de la codicia que puede partir su cuerpo en varios pedazos? Antes de responder a esto, analicemos la conducta de estos seres.

 

Cuando el jugador se aproxima a uno de ellos, el mímico no se limita a matarlo para proteger su tesoro, lo que quiere es comerlo, poseerlo, ¿y por qué? Pues porque el no-muerto elegido atesora grandes premios y una ingente colección de almas. Es decir, no solo es codicioso, lo es exageradamente hasta el punto de ‘pecar’ de codicia. Buscando entre los objetos del juego por una descripción que nos arroje algo de luz, encontramos el ‘símbolo de avaricia’. En él leemos: cabeza de monstruo que recuerda a un cofre del tesoro. Se dice que este antiguo dios es el símbolo de la vergüenza impuesta a un clan largamente perdido, que fue enviado al exilio por el pecado de la codicia. Puede aumentar ligeramente la absorción de almas y el número de objetos, pero a cambio de soportar la maldición del objeto.

 

 

Es decir, lo más posible es que sí que exista un dios de la codicia, pero que los mímicos sean, en realidad, todos los antiguos seguidores de esa deidad castigados por su avaricia, ¿pero quiénes pueden ser? Para responder a esta pregunta viajamos hasta Oolacile para encontrarnos con la magia ‘Camaleón’. En ella leemos: ‘magia antigua de la desaparecida Oolacile. Transforma en algo que pasa desapercibido. Un hechizo de sigilo distinto a Cuerpo oculto. Todo hechicero que domine el sigilo debe conocer bien su entorno y los objetos que le permiten pasar desapercibido.’

 

Es decir, es posible que ese clan que adoraba al antiguo dios fueran hechiceros de Oolacile que desarrollaron la magia Camaleón para transformarse en cofres y poseer, así, la fortuna de su interior. Se dice que fueron enviados al exilio, es decir, que desaparecieron, pero, ¿y si en realidad se transformaron todos en terribles cofres para proteger los bienes que contenían? Esa maldición de la que se habla puede ser hacer irreversible el hechizo Camaleón, nutrir su boca de afilados dientes y ser repugnantes a ojos de otras personas.

 

Esta explicación tendría sentido como parte del mensaje de los Souls: cuidado con lo crees, cuidado con lo que deseas. El objeto en sí del símbolo de la avaricia sería la losa de cargar que es esa maldición, transformando a los codiciosos en eso que tanto codiciaban. La teoría de la 'condena por avaricia' gana fuerza si nos damos cuenta de que los mímicos llevan esposas en las manos, lo que representa que están presos de su propio deseo imposible de satisfacer.


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