¿Qué se esconde tras la fuga de Don Mattrick de Microsoft?
La noticia saltó ayer por la noche. Don Mattrick, el presidente de la división de entretenimiento de Microsoft y principal valedor de Xbox One, abandona la firma de Redmond y se une a Zynga en un movimiento que ha levantado infinidad de suspicacias comenzando por la más obvia: ¿supone su marcha la primera gran depuración de responsabilidades en Microsoft tras toda la polémica que envolvió el anuncio de su nueva consola?
Mattrick abandona Microsoft después de haber llegado a la firma en 2007 y haber sido clave en el desarrollo de Kinect y, dicen las fuentes, haber sido uno de los impulsores de la integración de servicios en la consola de sobremesa de la compañía de Redmond. A partir del 8 de julio, pasará a ser el CEO de Zynga en un movimiento sorprendente puesto que su fundador, y actual CEO, Mark Pincus, pasará a ser presidente de la firma y a encargarse de supervisar todos sus productos.
Pero la pregunta que flota, latente, al conocerse la marcha de Mattrick es evidente. ¿Estamos ante una marcha forzada por Microsoft después de la crisis de imagen que ha tenido la firma con la presentación de Xbox One? ¿O, por el contrario, es Mattrick el que abandona el barco después de que la firma renunciara a algunos de los componentes que distinguían a Xbox One para contentar a una parte de la audiencia jugona?
Aunque no conocemos los motivos reales, que el anuncio se produzca tan pocos días después del E3 y con una consola a menos de medio año de salir a la calle es, cuanto menos, sospechoso. Y más si tenemos en cuenta que Zynga es un barco a la deriva con fugas de agua constantes que parece condenado a acabar en el fondo del mar.
Los analistas, desde luego, no son capaces de explicarse la situación. O no atinan a dar una respuesta al unísono. Para Jesse Divnich no hay nada extraño en un movimiento que se podría haber concretado meses atrás: «Puede llevar meses hasta que un ejecutivo decida abandonar una compañía. Probablemente, los sucesos a corto plazo no tienen relación con esta decisión, aunque nunca lo sabremos». Lewis Ward, de IDC, considera que la decisión es "horrible. Mattrick podría haber ascendido a una posición mejor a un año del lanzamiento de Xbox One pero que se marche cuando quedan cinco meses es extraño».
El anuncio deja a Microsoft en una situación extraña. Con un Steve Ballmer que lidera la lista de Forbes al peor CEOs de Estados Unidos, Redmond ve como el principal valedor de su nueva consola abandona el barco a pocos meses de que esta salga a la calle, en un movimiento táctico de dudoso beneficio para la firma. ¿Significa esta marcha que el futuro proseguirá hacia ese modelo offline que ahora abrazan? ¿Abandonará Microsoft sus pretensiones de crear un ecosistema siempre conectado? ¿O dejará esa patata caliente en manos de los estudios para que creen experiencias que requieran pasar por el aro a los jugadores?
Que Mattrick abandone, o le hagan abandonar, Microsoft nos plantea un escenario incierto para el futuro de las consolas. Puede que la visión de Xbox One tuviera sus detractores, pero también era la que proponía avanzar hacia un futuro conectado, para algunos clave para la supervivencia de la industria tal y como la conocemos. La marcha del ejecutivo nos lleva a hacernos una pregunta: ¿llegaremos a ver implementado en algún momento de esta generación el modelo que proponía Xbox One?
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