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¿Qué necesita la industria del videojuego en España?

Luchemos por lo nuestro
Por Kysucuac

Sé que han sido muchas las ocasiones en las que os he hablado de España en relación con los deportes electrónicos, y que siempre os he dicho que, aunque con cierto retraso, nuestro país ha despertado para bien en ese ambiente. Una vez un país descubre la industria de los eSport, sólo queda evolucionar. Ése es un trabajo, no sólo del mundo de los videojuegos, sino de las grandes empresas que, por un lado, podrían sacar beneficios, y que, por otro, podrían mejorar la experiencia de los seguidores de la competición.

 

Cuando hablamos de videojuegos en general, quitándoles la premisa o la etiqueta de “eSport”, el camino a seguir es similar, mientras que la realidad se convierte en algo tristemente distinto. ¿Por qué? Porque, una vez más, España necesita ir a pasos de gigante para colocarse a la altura de otros países. Y porque, para complicar más las cosas, parece ser que las mismas empresas que apuestan por la competición no lo hacen por los videojuegos “convencionales”.

 

Dicho así quizás os suene algo confuso, pero prometo que este artículo va cogiendo forma conforme avanza. Del caos partimos hasta llegar al orden, suena poético y es más sencillo de lo que parece. Si menciono los eSports es porque son “mi mundo”, lo que yo mejor manejo, y porque son el ejemplo de cómo hay que hacer las cosas. Pero hoy el texto no va sobre ellos, sino de los videojuegos en general, y las obras españolas en particular. Sí, vamos a hablar de indies, pero no de la manera en la que estáis pensando.

 

Ayer se presentó el Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos, que, más que una obra literaria, es todo un mundo resumido en unas cuantas páginas… y en la mesa redonda que tuvo lugar este martes. Desde luego, la reunión de ayer demuestra que las relaciones entre esta industria y las instituciones españolas están cambiando, pero queda mucho por hacer.

 

En esta mesa redonda participaron los representantes de los cuatro partidos mayoritarios del Congreso de los Diputados: Félix Álvarez, Felisuco, como portavoz de Ciudadanos; Tepdprp García, del Partido Popular, Iban García, del PSOE; y Jazmín Beirak, de Podemos. Todos ellos portavoces de la Comisión de Cultura de sus correspondientes partidos (salvo el representante del PP, que es Vocal de la Comisión de Industria, Energía y Turismo). Cada uno propuso algo diferente, pero  todos coincidieron en la importancia de una industria que no deja de crecer, y en la confianza que se debe depositar en ella.

 

 

¿Qué necesitan los videojuegos en España?

Cada partido dio su discurso y destacó un aspecto. Para Ciudadanos, se debe potenciar la marca Games from Spain con campañas de marketing que den a conocer nuestros productos. Para el PP, se debe buscar un ecosistema de Pymes que sea innovador, y hacer uso de la tecnología que se emplea en videojuegos para otros sectores, como la Sanidad.  El PSOE aboga por una relación estrecha entre la iniciativa privada y el sector público, y que se lleve a cabo “un estatuto propio que atienda a las especificaciones del sector”. Podemos considera esta industria como un aliado para el nuevo modelo productivo y apoya la creación de una Agencia del Videojuego que atraiga la inversión extranjera y facilite el desarrollo del producto.

 

Más allá de lo que dijera cada representante político, a nosotros nos debe preocupar qué es lo que podemos hacer, como profesionales de la industria o como consumidores del producto, ya que esto nos incumbe a todos. Nosotros somos quienes debemos luchar por el futuro de los videojuegos que nacen en nuestro país, por mucho que a algunos les guste echar mierda sobre su propio tejado – y lamento la expresión, pero no podía ser más acertada –. No podemos quejarnos de ser el culo del mundo cuando criticamos hasta la saciedad a las desarrolladoras independientes y a las obras que nacen entre dos o tres trabajadores.

 

Entonces, ¿qué se puede hacer? Primero, luchar. Luchar por una industria que no ahogue a aquellos indies que se dejan la piel en el intento. Buscar, primero, facilidades para los autónomos y ayudas para toda empresa que quiera hacerse un hueco en el mundo del videojuego. Esto no quiere decir que haya que ponerle en bandeja las cosas a todo el que diga “eh, voy a formar una empresa y voy a hacer un juego chorra”. No, se debe reconocer, ante todo, el trabajo y el esfuerzo de aquellos que verdaderamente aman este mundillo.

 

¿Significa esto que debemos dejar esta industria en manos del Gobierno? No, amigos. Subvenciones, hasta cierto punto. Control, jamás. Lo que le faltaba al videojuego en España era no ser más que una herramienta política. Hay mucho en esta industria que puede beneficiar a otros sectores, sí, pero, primero, se le debe dejar crecer, al videojuego y a sus desarrolladores.  


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