¿Qué me vas a traer, Blizzard?

Hace poco ha sido mi cumpleaños. Mis amigos estuvieron dándole vueltas a qué podrían regalarme hasta que, por fin, dieron con la respuesta adecuada. Dos meses de World of Warcraft. Ah, y una camiseta maravillosa con estampado de pizzas y hamburguesas, pero eso se nos va del tema (o no). Dos meses de WoW son dos meses de WoW. Está claro que mis amigos me quieren, pero encerrada en mi casa como la niña rata que soy. Y, claro, andaba yo preguntándome en qué emplearía esos dos meses, si subiendo de nivel a mi elfa de la noche o aprovechando para explorar un poco más las místicas tierras de los Pandaren; cuando de repente apareció el anuncio que cambiaría mi vida para siempre (bueno, vale, estoy exagerando, pero queda bien): El 6 de agosto a las 6 de la tarde, Blizzard va a anunciar la sexta expansión de World of Warcraft.

 

Hasta donde yo sé, World of Warcraft iba a tener únicamente cinco expansiones, siendo Warlords of Draenor la encargada de poner fin a la serie. Así al menos lo explicó Blizzard cuando el juego fue anunciado, hace mucho, mucho tiempo. Pero la propia compañía ha confirmado que, sí, que habrá sexta expansión. Y es entonces cuando yo me pregunto qué les queda por meter en el juego.

 

The Burning Crusade introdujo en Azeroth la parte de la historia que más me gusta y mis dos razas favoritas: los Elfos de la Sangre y los Draenei. Wrath of the Lich King trajo al Rey Exánime y su ejército de Caballeros de la Muerte, una clase con un trasfondo muy interesante. Cataclysm es, con diferencia, mi menos favorita, debido a cómo cambió todo el mapa. Lo bueno es que trajo a los Huargen y a los Goblin, que ya los echaba de menos. Mists of Pandaria llegaba poco después de Kung Fu Panda, y aunque los Pandaren estaban de antes en el mundo, muchos (ignorantes) se rieron del “plagio”.

 

Warlords of Draenor era el capítulo final y la cinemática con Grito Infernal dejaba a uno más que satisfecho. Los orcos obtenían el protagonismo que merecían y la liaban parda, fin. Eso fue hace un año, aunque hay mucha gente que todavía no ha probado esta expansión. Pero los que lo han hecho pensaban que aquí ya estaba bien. Menos Blizzard. Así que el próximo jueves habrá que estar atentos (benditos streamings) a lo que nos vayan a contar.

 

Pero, en serio, Blizzard, ¿qué te queda por añadir en World of Warcraft? Cierto es que todo el universo Warcraft tiene bastantes más razas, aunque no sé hasta qué punto pueden ser éstas interesantes para el jugador. Tampoco sé qué tipo de territorio e historia podrían meter en una sexta expansión, aunque está claro que algo tendrán que hacer para seguir atrayendo a la gente. Lo cierto es que este MMO es un fenómeno extraño. Pasen los años que pasen, sigue ahí, con sus altibajos, con sus jugadores de toda la vida y sus novatos que no dejan de llegar. Yo misma he regresado tras tantos años fuera, y me siento como en casa. No obstante, también tengo un problema, relacionado con esto de las expansiones. Y es que World of Warcraft cada vez me recuerda más a los Sims.

 

En los Sims, sea la entrega que sea, puedes jugar al juego aunque no tengas todas las expansiones, pero sabes que te falta algo. Con el WoW, pasa igual. Ahora mismo yo tengo hasta Mist of Pandarian, y quiero, NECESITO, Warlords of Draenor en mi vida. Cuando eres un recién llegado no sabes muy bien qué expansión debes comprarte o qué tiene cada una, pero una vez estás dentro dices “Jo, cómo mola esto, pero quiero más”. Así que, probablemente, hasta los de Blizzard hayan tenido la misma sensación una vez terminada la expansión de los orcos. ¿Qué nos vais a traer? ¿Qué es lo que falta? ¿Pararéis aquí o el 7 del 7 de 2017 os dará por una séptima expansión? Yo no lo descarto. Pero, por lo pronto, mi hype y mis sentidos se quedan con la cita en la Gamescom.

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