Qué le pido a la peli de Monster Hunter
Hay adaptaciones que duelen. Con sagas como Canción de Hielo y Fuego o Los Muertos Vivientes llegando a los formatos televisivo y cinematográfico, los gritos al cielo no han sido pocos. Por definición, adaptar supone reescribir una historia trasladándola a un nuevo lenguaje con el permiso de poder tomar ciertas licencias, porque para contar lo mismo ya está la obra original. Pero bajo esa máxima hay gente que, con todo su legítimo derecho, no acepta incluir cambios cruciales en la trama del estilo ‘este personaje debería estar muerto’ o ‘se han dejado a tal’. Algunos quieren ver lo que leyeron.
Ha ocurrido, ocurre y ocurrirá. Yo también pasé por esa rabieta con la ausencia de Tom Bombadil en La Comunidad del Anillo, pero lo cierto es que el señor Peter Jackson tenía todo el derecho del mundo a hacer lo que le viniese en gana y, con perspectiva, fue bastante considerado con los lectores de Tolkien (con El Hobbit ya tal). No estamos viviendo los años más arriesgados de Hollywood, precisamente, y si los números te dicen que la historia de siempre con los mismos clichés funciona, con un gran nombre detrás, pues se hace. Y a seguir aguantando. La pena es que bajo esos estándares se va a realizar el primer largo de Monster Hunter.
Resident Evil: El capítulo final está a dos meses de cerrar el que ha sido uno de los ejemplos más definitorios del paso de los videojuegos por el séptimo arte: adaptaciones encaradas al gran público, libres, abocadas a la acción y con un guión con el piloto automático. Su principal responsable es el marido de Mila Jovovich -Alice en las películas-, que se ha encargado de dirigir y escribir la mayoría de ellas: Paul W.S. Anderson. El director británico encabezó la mítica Mortal Kombat de 1995, y desde entonces su filmografía no se ha salido de la acción con algunas joyas en el rol de productor como Pandorum y otras cintas más cuestionables como Pompeya o Dead or Alive. Su siguiente proyecto tiene el nombre que os imagináis.
A diferencia de otras obras que están siendo adaptadas, Monster Hunter cuenta con la ventaja de no tener personajes principales. Su protagonista puede ser cualquiera, la película podría tomarlo como una ventaja creativa para centrarse en dar vida a un mundo tremendamente rico, tomando de ejemplo lo que ha hecho Blizzard con Warcraft. No necesita partir del novato que lo tiene todo por aprender si sabe enfocar los primeros minutos de su historia de una manera donde el guion avance y sea explicativo a la vez, pero parece que lo hará. En una reciente entrevista con Deadline, Anderson y Jeremy Bolt como productor, han apuntado a que el protagonista será ‘como Keanu Reeves en The Matrix’.
Definen al elenco principal como personajes americanos muy identificables (sic.), gente de nuestro mundo estancada en su trabajo, sin futuro. Lo peor que podría ocurrir con esta premisa es que evolucionase de la misma manera que la historia de las hermanas Wachowski, entonces los wyvern, los felyne y la cultura de cazador quedarían en un segundo plano prácticamente testimonial. Serían un ornamento porque estaríamos viendo a Neo matando dragones. Monster Hunter tiene el humor en las venas y con ese planteamiento estoy viendo otro apocalipsis palomitero que cambiará los zombis por lagartos que escupen fuego, por escenas en cámara lenta acompañadas de grandes frases ocurrentes. No es un acercamiento atractivo.
Según Anderson no hay nada más sexy que una mujer con una pistola. No sé qué me preocupa más, eso o que haya citado a Godard para afirmarlo, pero es evidente que no partimos del mismo molde al identificar cuándo alguien o algo genera magnetismo. El universo Monster Hunter lo tiene, si sabe darle importancia y no lo utiliza como telón de fondo para contar una historia que todos conocemos. Quiero ver armas que se transforman, huevos gigantes que se rompen, felynes y protagonistas que me atraigan sin depender de algún elemento ajeno a su personalidad. Me gustaría que fuese así, pero con esto de las adaptaciones ya sabemos lo que suele ocurrir: es difícil tenernos contentos.
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