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¿Qué esperar de The Elder Scrolls VI? Historia, localización y demás

Bethesda ya nos tiene en ascuas
Por Rafa del Río

Fue un flashing repentino, apenas un visto y no visto en la conferencia de Bethesda en el E3 2018, pero nos sirvió para saber que The Elder Scrolls VI está en desarrollo y para empezar a elaborar teorías de dónde, cómo y cuándo se ambientará el milagro. El anuncio es cortito, aunque no deja de ser evocador, y deja algunas pistas, o al menos eso quiero pensar, a los que estamos enamorados de su mundo, su espíritu y la personalidad de una saga que es, para muchos, más que un simple videojuego. ¡Dentro vídeo!

 

 

¿De vuelta a Daggerfall?

Lo primero que llama la atención del vídeo... bueno, lo único casi porque no da para más, es el escenario y la música -o mejor dicho la interpretación de la música- elegidos para su presentación. Por un lado, unas tierras que nos recuerdan a las Higlands, con 'rocas altas' -ejem ejem- mucho verde y agua alrededor. Por otro, una interpretación épica de la tonada de siempre, rica en chumba chumba, que podría recordar a señores de un grupo muy especialito y exclusivo en el que sólo puede quedar uno, o a cierto muchacho al que le podían sacar las tripas, pero no quitar la libertad. Finalmente tenemos un travelling aéreo de cámara que recuerda a ambas superproducciones del cine. ¿Me seguís?

 

Todo apunta a que, como mínimo, podremos volver a disfrutar de las tierras de High Rock -Roca Alta- cuna de bretones y una de las provincias más ricas de todo Tamriel. Esta península, fronteriza con Hammerfell y Skyrim, cuenta con un pasado de revueltas y anexiones que ha terminado por dar como resultado un conjunto de reinos entre los que se dividen ciudades y capitales emblemáticas como Daggerfall, Wayrest, Camlorn, Orsinium, Farrun y Evermor, entre otras. Tras haber protagonizado el segundo episodio de la saga con The Elder Scrolls II: Daggerfall, no es extraño esperar que junto a Roca Alta regrese también como escenario Hammerfell, tierra de grandes desiertos, ciudades fastuosas, oásis de ensueño y cuna de los alkir y los guardias rojos.  

 

El regreso a estas zonas, lejos de la presencia masiva y el control del imperio, centrados en las comunidades humanas con la presencia de los bretones, los guardas rojos y los descendientes orcos de Gortwog gro-Nagorm y el tercer Orsinio, me llama. Podría significar una jugosa ruptura con el ambiente de Morrowind, Oblivion y Skyrim dejando a un lado la presencia multitudinaria de elfos y dragones en pro de un enfoque muy diferente y un estilo arquitectónico que nos haga sentir en otras regiones de Tamriel como en su momento Daggerfall no pudo comunicar por las limitaciones técnicas de la época. 

 

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El marco temporal

Más difícil es situar el marco temporal en el que podría tener lugar la historia de The Elder Scrolls VI, aunque siguiendo la lógica de años anteriores de Bethesda y la costumbre de colocar sus entregas a forma de secuela, podemos presuponer que estará ambientado en la cuarta era tras la Gran Guerra, los sucesos de Skyrim y el regreso de los dragones. Lejos de la Guerra de la Alianza y la Crisis de Oblivion, a pocos años de La Gran Guerra y el despertar de los dragones, es de esperar que la historia transcurra alrededor del inicio de siglo de la cuarta era, poco después del 207, presentándonos una nueva catástrofe en Roca Alta y, posiblemente, Hammerfell. 

 

Esto nos sitúa por un lado, en una Roca Alta dividida en cinco reinos, con la capital de Wayrest en manos de los corsarios tras la Invasión de Wayrest en a finales de SII 4E y la corona de Wayrest pendiendo de un hilo tras la desaparición del rey Barynia. Nos encontramos así una zona que vive en una paz relativa, que no ha sufrido los estragos de la Gran Guerra entre el Tercer Dominio Aldmeri y el Imperio, y que son, quizá, el mayor exponante de cultura moderna de todo Tamriel. 

 

Enfrente, encontramos una Hammerfell que no sólo ha sufrido los estragos de la Gran Guerra, sino que se ha negado a firmar el Concordato Oro-Blanco, lo que los mantuvo en pugna con los Thalmor tras la paz firmada entre el Dominio y el Imperio a finales del siglo anterior. Con un concordato en el que el Imperio otorgaba al Dominio gran parte del sur de Hammerfell, los guardias rojos declararon su independencia del Imperio y expulsaron hasta al último altmer de sus tierras. Finalmente, en 180 4E se firma el tratado de Stros M'Kai, que declara la paz entre ambos bandos, si bien a costa de que los thalmor no vuelvan a pisar Hammerfell, donde la resistencia sigue siendo fuerte. 

 

El resultado por tanto, si acertamos con las cábalas, es una zona poco explotada por los capítulos principales del juego que, de vuelta a los tiempos actuales, ofrece dos provincias con dos entornos sociales muy diferentes y la promesa de miles de horas y gestas por vivir. Con la Hermandad Oscura en guerra con los corsarios, que han eliminado su templo en Wayrest; restos de tropas Thalmor en Roca Alta y un Hammerfell más guerrero que nunca, podría ser un bombazo si finalmente se confirma este arco y escenario para The Elder Scrolls VI.

 

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El juego

No obstante, no todo es historia y escenario: The Elder Scrolls VI necesita revitalizar la saga en más de un apecto, y aquí entra el juego cómo esperamos que afronten la experiencia jugable en sí con una serie de mejoras y cambios que le vendrían genial a la saga. Por un lado, es de esperar que nos encontremos ante un nuevo motor gráfico como ya anunciaron en su momento con Fallout 76, que se comentaba que era capaz de multiplicar por 16 el rendimiento del juego en acción. Un nuevo motor que, más allá de climas, biomas y distancia de dibujado necesitamos que venga con nuevas animaciones y una sensación más orgánica de lo que vemos en pantalla. Un nuevo motor, en fin, que se aleje de la rigidez que puede atribuirse a la saga desde hace ya unos años. 

 

Junto a este nuevo motor, sería interesante que implantaran un modo supervivencia como el de Fallout o, en su defecto, algo que nos obligue a comer, beber y dormir como en su momento hicieron los chicos de Warhorse en Kingdom Come Deliverance. No pedimos el mismo motor de importancia social que se fija en ropas, higienes, enmfermedad, heridas etc, aunque desde luego sería bienvenido. 

 

Por último, The Elder Scrolls 6 debe decidir si quiere seguir siendo algo a caballo entre el RPG y el shooter, o bien centrarse en ese primer elemento y mejorar algunos factores muy necesarios como son el motor de batalla y hechizos, que tienen ese saborcito añejo que ya es hora de cambiar. Por otro lado, necesitamos que The Elder Scrolls VI mantenga vivas todas las cosas que han hecho grandes a la saga: el looteo, las grandes misiones secundarias, las gestas que surgen de la exploración, la libertad de ser y esa capacidad de profundizar en todo que ha hecho de la saga, desde Morrowind, una de mis favoritas de todos los tiempos. 

 

¡Nos leemos! 


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