¿Pueden vivir hoy los videojuegos sin modo foto?
Desde que tuve mi primer videojuego, siempre me he considerado un usuario más proclive a disfrutar en solitario. Tiendo a apostar por aquellas experiencias que me ofrecen la oportunidad de encontrar un remanso de paz, un lugar de desconexión en el que olvidarme del mundo y contemplar el viaje a mi manera. Obviamente, pese a esto no cierro la puerta a las maravillas del online, pero incluso en casos como Overwatch dedico muchas más horas a ir a mi aire, con partidas rápidas y demás modos sosegados, que formando escuadrón con amigos y conocidos.
Os preguntaréis qué tiene que ver todo esto con el titular; lógico. Que me guste evadirme mientras sujeto un mando no significa que no aprecie el valor de poder compartir mi experiencia, aunque sea en diferido. Valoro tener la oportunidad de compartir ese momento mágico que he vivido en Skyrim, con Geralt de Rivia o con Nathan Drake, y agradezco que hoy en día existan herramientas que me lo facilitan y que me permiten añadir nuevas maneras de recordar mis viajes alejado del mundo real. Para mí, la popularización del modo foto ha sido uno de los grandes avances recientes de nuestro medio.
Dentro de las funcionalidades que creo que debería tener cualquier nuevo gran lanzamiento -como por ejemplo la personalización de la interfaz o la selección de idioma en todos los niveles-, el modo foto ya es algo esencial. Para empezar, los estándares gráficos a los que hemos llegado generan una gran cantidad de momentos dignos de postal, de situaciones en las que apetece tomar una instantánea y pasar a tenerla de fondo de pantalla. Hay videojuegos como Horizon: Zero Dawn completamente autoconscientes de ello, obras que apuestan por lo preciosista y que utilizan sus virtudes visuales como herramienta promocional. Que Aloy cuente con uno de los mejores modos foto de todo el videojuego no es nada casual.
Por otra parte, todos los apasionados por la fotografía pueden potenciar su talento aprovechando la gran cantidad de opciones que ofrecen videojuegos como Super Mario Odyssey o Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, donde puedes tocar elementos como la profundidad de campo o el grano para luego añadir filtros de color, marcos y otros detalles finales. Cualquier usuario medio puede dar con capturas resultonas, pero gracias al nivel de personalización de algunos modos foto como el de The Last of Us podemos ver grandes trabajos como el de Ashley Gilbertson, reportero de guerra, y su visión del universo post-apocalíptico del juego. Nuevas capas ofrecen nuevas oportunidades, abren más escenarios de debate.
También me parece interesante que los propios creadores tomen el testigo de estos cambios y lo reflejen en sus obras, como es el caso de Uncharted: El Legado Perdido. Chloe no pierde oportunidad de sacar su móvil para inmortalizar cada momento de su aventura, y en cualquier momento podemos echar un vistazo a ese álbum que nos recuerda de dónde venimos y hacia dónde vamos. El modo foto funciona a nivel comercial y extiende la experiencia del usuario, y especialmente por lo primero creo que es un añadido que ha venido para quedarse. En cualquier caso, creo que es de aquellas veces en las que todos salimos ganando.
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