PUBG ya es el juego con más jugadores activos de Steam
Antes del 23 de marzo, nadie imaginaba que un videojuego en acceso anticipado tuviese la capacidad de destronar al incombustible Dota 2 en Steam. PlayerUnknown’s Battlegrounds ha conseguido vender 10 millones de copias digitales en sus poco más de cinco meses de vida, convirtiéndose al mismo tiempo en la obra con más jugadores activos en la plataforma de Valve, por encima de titanes como Counter-Strike: GO o el mencionado rey del género ARTS, con el permiso de League of Legends. No sé vosotros, pero yo tengo que leer un par de veces lo escrito para creerlo.
Todo esto lo ha conseguido estrenándose en acceso anticipado, volviendo a saltarse las fechas aproximadas de lanzamiento como juego completo -que todavía no conocemos- y, por si fuese poco, añadiendo las microtransacciones para obtener items cosméticos exclusivos. Ha hecho muchas cosas mal, ha sido el reflejo de prácticas que no son las mejores y, pese a todo, apunta a ser el mayor éxito de 2017 a escala global. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
La fórmula del éxito atiende a varios factores. El más destacable es que nos encontramos ante un videojuego que funciona muy bien para los streamings, al contar con un formato de partidas que pueden alargarse media hora como máximo; con esto puedes subir contenido que no esté fragmentado, vídeos con una historia que va de principio a fin en los que la aleatoriedad propia de PUBG da lugar a situaciones curiosas, atractivas y divertidas. Porque ahí está otro de sus ingredientes estrella: nunca sabes qué ocurrirá.
Desde el momento en el que saltas en paracaídas todo se reduce a una consecución de elecciones que marcarán el devenir de tu partida, pero a ciencia cierta no haces más que presuponer. ¿Estaré más seguro yendo a ese grupo de casas o me dejo caer en el instituto? ¿Cuántos jugadores no estarán pensando lo mismo que yo? Cada movimiento es una moneda al aire que, tarde o temprano, terminará cayendo a favor del enemigo. Esa tensión perenne en el lapso de cada partida hace que la obra de Bluehole cause adicción, porque las probabilidades de leer el ‘winner winner chicken dinner’ son escasas, pero existen.
Y esa es, en mi opinión, la otra virtud del juego: cualquiera puede ganar. Los más experimentados terminarán quedando primeros tarde o temprano, pero hasta el más inexperto tiene opciones si la suerte le sonríe, si consigue caer en la zona oportuna, equiparse bien y tener puntería, aunque también podría vencer sin apretar el gatillo una sola vez. Esa aleatoriedad controlada, contenida en unos márgenes que hacen que el vencedor se decida rápido, bien mezclada con una propuesta atractiva como el Battle Royale que cualquiera puede entender y sumado a la categoría de aparente sleeper del año que le dimos a principios de verano, son lo que ha hecho que su fama lo encumbre hasta donde está. ¿Lo merece? Bueno, para eso habrá que esperar al análisis, cuando podamos hablar de un juego terminado, pero su éxito es innegable.
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