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Pros y contras de la presentación de Nintendo Switch

Una hora con altibajos
Por Julián Plaza

Desde las míticas presentaciones del iMac y el iPhone de Steve Jobs ha quedado claro que el éxito o el fracaso de un hardware no depende tanto del contenido, a veces basta con saber elegir bien el envoltorio. Los números nos dicen que Nintendo Switch podría ser un fracaso: el precio de la consola y sus periféricos, una infraestructura relativamente inferior a Xbox One y PS4, la memoria interna, una batería con una autonomía que ya veremos cómo aguanta pasados un par de años... pero nuestro mundillo es más que un baile de cifras.

 

Precisamente por eso no voy a centrarme en lo más destacado de la presentación, hablaré de cómo me han vendido la consola. La Nintendo de Kimishima no será la de Iwata ante las cámaras, algo que no necesariamente se traduce en que tenga que ser peor, pero sí que seguimos encontrándola en un universo distinto al de Sony y Microsoft cuando se dirige a su público. Tiene mérito. Se están abriendo a una nueva audiencia que no puede quedarse con las dudas que generó Wii U mientras buscan recuperar al comprador de títulos multiplataforma. Puede ser la mayor cruzada de la compañía.

 

Un capítulo más en la historia del videojuego

 

Lo que más me gustó del inicio de la presentación es que la mayoría de bingos que se hicieron sobre la misma cantaron línea en los primeros diez minutos. La fecha, la ausencia del bloqueo regional, el precio, su online y la naturaleza de la misma consola quedaron resueltos en el mismísimo inicio del evento, abriendo la puerta a que los 50 minutos restantes se centrasen en lo que al final importa: los juegos. El carisma del nuevo presidente es el que es -aunque por alguna extraña razón me termina resultando entrañable- y por eso el primer movimiento inteligente fue pasar la pelota a Yoshiaki Koizumi.

 

El jefe de producción de la consola es alguien más acostumbrado a las cámaras que consigue deshacerse de esa rigidez corporal que, ya sea dicho, no solo vimos en Kimishima. Me hubiese resultado difícil encontrarme a otra persona estirándose en el sofá para mostrar que podemos jugar con sendos Joy-Con como lo hacíamos, no hace tanto, con el Wiimote y el Nunchuck. Esta vez, sin cables. Hasta aquí la presentación me estaba pareciendo sorprendentemente ágil porque tampoco se alejaba del protocolo, pero a partir de los 15 minutos se empezaron a chasquear los dedos, llegaron las primeras muecas.


koizumi

Inserte su chiste sobre una gala equilibrada aquí

 

1-2 Switch y Arms tienen el mismo aire a de juego de lanzamiento que Wii Sports, uno que no veo funcionando tan bien en 2017. Las distintas capturas con gente jugándolos me parecen forzadas y deliberadamente encaradas a un público global, ese al que Nintendo quiere acercarse, mientras a la vez quieren reforzar esa idea de sistema centrado en el entorno competitivo incluyendo al entorno familiar en la misma ecuación. Luego llegó Splatoon 2, el primer golpe sobre la mesa, con el productor del juego disfrazado y actuando, con la fábrica de memes echando carbón a sus máquinas. Por cosas así queremos a Japón.

 

Tras él vinieron el nuevo Mario (sorprendentemente pronto), la secuela de Xenoblade Chronicles, lo nuevo de Atlus, Sega pasando a saludar y Todd Howard confirmando que Skyrim llegaría a Switch. Medias noticias. Fue el inicio de un segundo tramo irregular en el que algunas figuras de la industria saltaron al escenario en un acto prácticamente simbólico y de apoyo a Nintendo; Suda51 volverá con algo que nace de No More Heroes y Patrick Söderlund de EA nos presentó un FIFA que no será el actual ni el previsto para 2018.


suda

Suda51 intentó llenar lo poco que dijo con su carisma

 

Estábamos en el preludio a la traca final, en el que la presencia en el escenario de Reggie Fils-Aimé, Shigeru Miyamoto y Eiji Aounma hubiesen venido bien; cuando no puedes apoyarte en las novedades siempre viene bien contar con el carisma. Estuvieron ahí, alargando el anuncio de la fecha del nuevo Zelda, y les bastaron tres minutos para sacarme más de una sonrisa, pero se les echó de menos. Después Nintendo puso el piloto automático y dejó que el mejor tráiler de Breath of the wild y una fecha de lanzamiento coincidente con la consola marcasen un gol por la escuadra. Terminabas contento.


Repasándola otra vez, lo que menos me gustó de la presentación fueron esos cambios situacionales que saltaban del directo a lo grabado (por momentos el evento tuvo cierto arie de Nintendo Direct) que se veían agravados cuando Koizumi se daba paso a sí mismo, y tampoco terminé muy convencido con los anuncios a medias, sin nombres definitivos ni años de lanzamiento. Prescindiendo de ellos y con una presentación de 45 minutos Nintendo hubiese estado mejor. Pero también valoro muy positivamente el arranque inicial, la elocuencia al presentar el producto y el remate final. Switch necesita a Nintendo, es la única capaz de hacer que las cifras, pese a estar ahí, sean secundarias.


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