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Por qué Wii U merece la pena en la nueva generación

Volvemos a Azeroth
Por Kysucuac

Ante la enésima patinada de Michael Patcher frente a la máquina de sobremesa de Nintendo —«¿quién querría una consola que no tiene FIFA, Call of Duty o GTA?»— sólo nos queda una respuesta: ensalzar el valor de Wii U como un producto diferente frente a la oferta venidera. Pero no por fanatismo, creemos que la consola tiene argumentos suficientes como para calar entre el público.

 

Con la guerra de la próxima generación inaugurada de manera oficial, con todas las cartas sobre la mesa, no nos parece descabellado apuntar a una Nintendo que, pese a no lograr conectar con el mercado en lo relativo a ventas, sí ha logrado diferenciarse de nuevo de la competencia a la vez que logra dar un producto diferente al que vende la compañía. En el MG Podcast hemos comentado más de una vez lo que nos gusta que haya diferencias entre las consolas y Nintendo sigue cumpliendo esa premisa a rajatabla.

 

¿Fan de Sonic pese a las últimas decepciones? Sólo tienes una opción: pasar por el aro de Wii U.

 

Y lo hace en base a dos premisas: su sistema de control y el catálogo de juegos. Lo comentábamos en privado con otros miembros de la redacción, Wii y su concepto de juego han hecho mucha mella entre el jugador habitual que no quiere oir hablar de Wii U, una consola que apela al jugador hardcore en mayor medida de lo que la opinión generalizada cree. Para comenzar, el control con el Wiimote ha pasado a un discreto segundo plano y casi no hay juego serio que no se pueda jugar con la tableta o el mando Pro.

 

Pero donde Wii U emerge como alternativa frente a Sony y Microsoft es en su catálogo. Sí, somos conscientes de que The Division, Titanfall o Grand Theft Auto no van a salir, y la medida duele, pero a cambio los nipones se están cuidando de construir un catálogo con obras, por lo menos, interesantes a priori. Ya no hablamos sólo del catálogo de personajes habituales, los Mario, Zelda, Donkey Kong de turno sino de colaboraciones con Platinum o Sega que ayudan, precisamente, a posicionar a la consola como esa rareza que será necesaria poseer para jugar a determinados juegos. Si Nintendo logra que ese mensaje cale entre el jugón de toda la vida, habrá ganado un punto enorme.

 

El apoyo de Platinum es uno de los mejores argumentos de venta de Wii U.

 

Hablamos de que títulos como Bayonetta 2, The Wonderful 101, Project X o Sonic Lost World sólo se podrán jugar en la sucesora de Wii. Quizá se trata de un catálogo que mira en exceso al jugador oriental, sí, por eso Nintendo debería centrar su esfuerzo en intentar ganar la batalla en suelo europeo.

 

En contra de Wii U juegan un precio algo elevado para competir contra PS4 (350€ contra 400€) y esa sensación de que, frente al poderío técnico de la generación venidera, poco tiene que hacer. En este aspecto tengo una apreciación muy personal: para lo que Nintendo busca en cuanto a aspectos visuales y teniendo en cuenta que Wii U dobla en RAM (el gran lastre de la pasada generación cuentan algunos programadores) a Xbox 360 y PS3, tienen requisitos de sobra para desarrollar un buen catálogo. Y, a fin de cuentas, lo que de verdad te empuja a comprar una consola son sus juegos.


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