1. Mundogamers
  2. Noticias

Por qué sigo enamorado de Final Fantasy XV y de Metal Gear Solid V pese y gracias a sus coitus interruptus

Una reflexión sobre la tristeza
Por Adrián Suárez Mouriño

Aviso: spoilers de ambos juegos

 

Este artículo no es para convenceros de que Final Fantasy XV y Metal Gear Solid V son buenos por estar inacabados, tampoco que para los que los habéis echado a la hoguera los salvéis de la quema. Este artículo va dedicado a los que, como yo, adoran estos títulos y se preguntan por qué, siendo conscientes de los grandes problemas que hubo en su desarrollo. La cuestión es ¿contar una historia inacabada le añade algún rasgo especial a estos dos juegos? Tras mucho reflexionar, mi respuesta es que sí.

 

Si seguis conmigo en lugar de haber corrido a los comentarios para ponerme a parir o escribir: 'ahora resulta que los juegos inacabados son buenos, vaya basura de prensa', os lo agradezco. Aquí estamos para hablar de estas cosas entre amigos, aunque suenen extrañas al principio. Vamos a establecer las reglas para comprender lo que aquí voy a contar. Imaginaos, por un segundo, que no sabéis que Metal Gear Solid V o Final Fantasy XV han tenido problemas de desarrollo. Imaginaos, por un instante, que la decisión de dejar ambos juegos como llegaron fueron decisiones de alguien que los quiso así. ¿Habéis conseguido cumplir con este ejercicio de abstracción? ¿Todavía no estáis soltando bilis en los comentarios? Estupendo, habéis demostrado ser unos compañeros de reflexiones de media tarde fabulosos. Ahora es cuando nos ponemos intensos, vamos allá.

 

 

La vida está repleta de historias incompletas. ¿Por qué nos ha dejado esa persona con la que manteníamos una relación? ¿Por qué se ha muerto ese ser querido? ¿Por qué…? Las preguntas sin respuesta nos sumen en un sentimiento que a veces infravaloramos: la tristeza. Pero no me refiero a la tristeza paulocoelhista. Para que me entendáis, os recomiendo escuchar el programa de 'La Inercia Recomienda' dedicado a la tristeza, ahí explican cómo comprenderla. Me refiero a la tristeza como un sentimiento introspectivo, una sensación en la que te sume una pena inicial y que te deja en el interior de ti mismo, conversando contigo, reflexionando y en paz. Gracias a la tristeza maduramos.

 

El mensaje de Final Fantasy XV y de Metal Gear Solid V son tristes de por sí. Hablan de sacrificio, de pérdida, de viaje existencial. Al final, poco importa lo que te están contando y sí la emoción en la que te sumergen. Ocurre como cuando te pierdes en playlist de jazz de Spotify, no importa tanto el tema en cuestión que escuchas pero sí lo que acabas sintiendo al dejarte llevar por ella.  

 

Ahí es donde se pone en valor esa tristeza provocada por las preguntas sin responder que deja el juego. ¿Por qué se sacrificó Ravus? ¿Cómo ha podido quedar el alma del emperador tan podrida? El juego no da una respuesta satisfactoria a estas cuestiones porque está inacabado, por lo que nos quedamos solo con la pena que provoca hacerse esta pregunta, pero no con una contestación que nos tranquilice, que amanse la pena que la inmersión en la historia nos ha provocado.

 

 

Es por ello que el mensaje de Final Fantasy XV y Metal Gear Solid V me han tocado tan hondo. Lo que cuentan es triste, y es una tristeza que crece y se acentúa por no conseguir respuestas a esa tristeza que me tranquilicen. Al final, los protagonistas con los que he jugado miran al horizonte y reflexionan sobre lo que acaban de vivir, yo reflexiono con ellos y comprendo que no necesito respuestas a nada, solo la tristeza que me han dejado sus cuestiones sin finalizar.

 

Por supuesto, escribo esto porque deseo que en futuros juegos no se consiga esta sensación por casualidad, sino que se logre a propósito, pero es gracias a estos dos títulos por los que he aprendido a valorar las preguntas sin respuesta y la tristeza que va ligada a ellas.


<< Anterior Siguiente >>