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¿Por qué no hemos tenido buenos juegos para dos jugadores en 2017?

En un juego fácil, ¿necesitamos ayuda?
Por Adrián Suárez Mouriño

Este año creo que ha sido el que menos he jugado online en cooperativo con amigos. No porque no haya buenos juegos con la opción para jugar a la vez dos o más jugadores, sino porque la existencia de la opción por sí sola no sirve. Me explico.

 

Es complicado crear juegos que fuercen la necesidad de jugar en cooperativo porque corres el riesgo de que nadie los juegue. Si los desarrollas pensando en ser solo un juego de dos jugadores, a la larga tendrás que añadir una opción para que se puedan jugar de manera independiente, lo que acaba afectando a la propuesta inicial. Me compré Destiny 2 con unos colegas para, precisamente, jugarlo a dobles, empezando por la campaña y siguiendo con el resto del título, pero dejamos nuestras intenciones a medias.

 

El problema es el mismo que se ve en tantos otros títulos con un supuesto cooperativo. Si lo juego en single player, me encuentro con la dificultad justita para sentir que el videojuego me ofrece un reto. Si lo juego en cooperativo, el videojuego es un paseo facilón que se supera solo. Solo en las situaciones más avanzadas, comienza a intuirse que Destiny 2 es para jugarlo en cooperativo. Esta manera de comprender el juego para dos o tres jugadores como una opción más está presente en tantos otros juegos, y es una lástima, porque acaba funcionando como un complemento que, para jugarlo, has de sacrificar algo.

 

 

Por eso, creo que los mejores juegos para dos jugadores, y los que te llevan a jugar a cooperativo verdaderamente, son los que necesitan que esa amistad surja de la necesidad. Videojuegos como LoL, Overwatch o un Dark Souls 3 que te enfrenta a un monstruo que no puedes superar, te exigen contar con alguien capaz cerca para ayudarte. Estos títulos tienen sus reglas de juego pensadas al revés que Destiny 2: la dificultad se ajusta convenientemente, y el juego es más divertido, cuando primero descubres que necesitas aliados competentes y luego los usas. En el juego de Bungie recurres a colegas para luego descubrir que no son tan necesarios.

 

Pero claro, para crear este tipo de cooperativos interesantes hay una variable que hay que tratar de un modo que no gusta a todo el público: la dificultad. Los videojuegos tienen que ser difíciles, tienen que lograr que necesitemos ayuda, tienen que conseguir que necesitemos la colaboración de un aliado fiel, y entonces sí serán buenos cooperativos, porque necesitaremos que lo sean.

 

Es decir, a medida que los juegos sean más fáciles perderá cada vez más el sentido que sean cooperativos, tendremos títulos que serán menos interesantes cuando intentemos disfrutarlos así e incluso acabaremos jugando en single player aquellos pensados para ser jugados por dos. Esto no quiere decir que no haya esperanza en este campo, pero del mismo modo que se trabaja y se explora en ciertos aspectos del videojuego, necesitamos también que se comprenda la implementación de la cooperación partiendo de la necesidad, no de otra cosa, no de cooperar por cooperar.


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