Por qué Hustle Castle es mejor que Fallout Shelter
Seguramente, sin Fallout Shelter no existiría Hustle Castle: Castillo Mágico. Parando a mirar lo que ofrecen, es fácil creer que uno es la versión medieval del otro, aunque en realidad las diferencias estén mucho más marcadas. En junio de 2015 Bethesda hizo algo más que saciar nuestras ganas por Fallout 4, nos trajo un juego de gestión basado en los refugios que era adictivo, divertido y gratis. Además, abrazaba un concepto que podía dar mucho de sí.
Aunque desde entonces el juego ha ido creciendo añadiendo cosas como las mascotas, siempre ha dado la sensación de que su propuesta podía ir más allá, explorar nuevas fronteras y hacer que la gestión del refugio tuviese más capas de profundidad. Crecías, ampliabas la producción y mejorabas tus defensas, poco más. Los ataques de sanguinarios dejaban de ser un problema antes incluso de construir las estancias más difíciles, por lo que obtener la fábrica de Nuka-Cola apenas era un reto personal sin más aliciente.
El principal problema de Fallout Shelter era que terminaba quedándose corto, lo acababas dejando porque ya no había nada más que hacer. Sé que estoy hablando de una cantidad razonable de horas hasta llegar a ese punto, pero como juego basado en la continuidad no ofrecía un último reto ni una amenaza en condiciones para generar la necesidad de ir viendo cómo les iba a tus moradores. Con Hustle Castle: Castillo Mágico la cosa cambia, y se añaden más ingredientes estratégicos para complementar la aventura.
Nuestro protagonista es uno de los últimos juegos de moda en iOS y Android porque amplía cada faceta del Fallout portátil. El nivel de las estancias afecta más a la progresión del castillo en su conjunto, cada unidad tiene más ranuras de equipo, más estadísticas y roles distintos en combate. Lo último es especialmente remarcable, porque esta vez sí salimos de la base con un equipo de ataque que enfrentará a enemigos, jefes y a otros jugadores. De hecho, salir y ganar batallas es crucial para que el castillo mejore y viceversa. En los combates toca establecer roles, elegir bien la formación, crear hechizos y un largo etcétera que anima a seguir.
Lo único que se acusa en Hustle Castle es la condición de free to play y todos los efectos en la partida que eso conlleva. Las monedas premium tienen más presencia y valor, el progreso es más lento y costoso y es evidente que pagar te facilita mucho las cosas. En Fallout Shelter las desventajas no son tan evidentes. Lo bueno es que seguimos hablando de un juego offline en su mayor parte, donde el terreno competitivo funciona en enfrentamientos que no son en tiempo real. Puedes completar la historia -lo importante, vaya- sin gastar un céntimo, pero en su lugar consumes tiempo. Y es quizás lo que echabas de menos en tu refugio postapocalíptico, un motivo para seguir. Aquí lo hay, y si buscas un juego con el que ir haciendo en los tiempos muertos de cada día, este podría acompañarte durante meses.
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