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Por qué debería comprarme una Xbox One

O robarla
Por Kysucuac

El pasado día 4 Microsoft abría el telón de la Gamescom 2015 con una gran responsabilidad: Ser capaz de hacernos olvidar la ausencia de Sony y de Nintendo. La verdad es que yo nunca he sido muy amiga de Phil Spencer, por lo que todo lo que tuvieran que decirnos para Xbox me la traía bastante al pairo. No obstante, Microsoft ha cumplido con su misión y me ha enseñado cosas que me gustan muy mucho y que me hacen replantearme eso de centrar mi cartera en PlayStation y 3DS.

 

Todo el mundo está como loco con Scalebound. No es para menos, y yo no esperaba otra cosa de Platinum Games (bueno, sí, quizás un nuevo Bayonetta). Ya se había dado a conocer el juego en el E3 del año pasado, o al menos se mencionó por encima. Pero nos han hecho mordisquearnos las uñas durante más de un año hasta poder ver qué era ese gran proyecto de Hideki Kamiya. Y aquí lo tenemos: Scalebound es la mezcla perfecta entre lo mejor de Kamiya, ya sea mi amado Bayonetta o Devil May Cry, pero es, a la vez, algo nuevo.

 

Y aunque a mí los dragones me pirran, mi hype no se lo han llevado Drew y su escamoso acompañante. En realidad yo de lo que estoy deseando ver más es de lo que han traído los chicos de Remedy Entertainment: Quantum Break. Fue uno de los primeros juegos anunciados para la consola que no tengo y cada vez me estoy pensando más lo de comprármela, porque, aunque el anuncio fue bastante precipitado, los dos años de espera han merecido la pena. Para mí, Quantum Break ha sido el gran protagonista de la conferencia de Microsoft.

 

No soy muy fan de que los videojuegos intenten mezclarse con el cine, pero debo reconocer que ver el rostro de Shawn Ashmore en un juego me hace replantearme algunas cosas. Lo mismo me pasó con una compañera de reparto mutante suya, mi amada Ellen Page. Al principio, choca un poco ver que no se trata de un diseño original, sino que estás “manejando” a un actor. Si el Hombre de Hielo pega o no como protagonista de Quantum Break, eso ya depende del gusto y la perspectiva de cada uno. A mí, me mola. Además está el curioso añadido de que la historia se va a desarrollar a través del juego y de la olvidada (o no tan olvidada) serie.

 

Pero, actores y famosos a un lado, lo que a mí me hace aplaudir hasta con las orejas es otra cosa. Además de la friki de los deportes electrónicos y los juegos online, ésta que suscribe es la friki de los juegos de tiempo y las paradojas temporales. Y, ¿qué nos trae Quantum Break? Rupturas temporales como una de las bases del juego. Jack Joyce, el Hombre de Hielo, o como os dé la gana reconocerlo (yo creo que si llego a comprarme el juego voy a llamarle todo el tiempo Bobby) tiene la habilidad especial de parar el tiempo. Así, transforma su capacidad en una herramienta muy útil en los combates. Algo parecido al Tiempo Brujo de Bayonetta, sí. Pero no sólo en los combates. Jacky-Bobby podrá jugar con el tiempo en todo tipo de escenarios, transformando sus habilidades en la clave de todo. Explorar el mundo, luchar, conocer qué ocurrió en un determinado lugar tiempo atrás... A mí lo de ver retroceder en el tiempo un mismo lugar me chifla.

 

Así que tengo hasta el próximo 5 de abril de 2016 (que se dice pronto, pero todavía queda una mijita) para decidirme: ¿Han conseguido Platinum Games y Remedy seducirme y voy a acabar cayendo en las retorcidas redes de Xbox One? La respuesta es cada día más clara: CÁLLESE Y COJA MI DINERO.


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