Pokémon, no me lleves tanto de la mano
Lo único malo que de momento me he encontrado en Pokémon Sol y Luna, y ya voy por mi segunda partida, esta vez a la versión opuesta; es que es un juego demasiado fácil. Es algo que se puede achacar al resto de títulos de la saga, que nunca dejan de hacerse más sencillos a la vez que yo me hago mejor y mejor entrenador (por viejo, especialmente), pero en este caso, hay más aspectos del juego que suman puntos a su simplificación y que lo estropean un poquito.
Por ejemplo, la linealidad de la aventura. La historia siempre presente y la ayuda constante de nuestros compañeros de viaje es algo fantástico y novedoso que no sienta mal en absoluto a Sol y Luna, pero hacen que siempre tengamos un camino fijo que seguir y que no podamos salirnos de la ruta ni por un solo momento para hacer otras cosas o para confundirnos o para tener que dar algunas vueltas, que es lo que te hace ser mejor de cara a futuros retos. Que haya un indicador de hacia dónde debes ir en todo momento en el mapa, tampoco ayuda.
La separación en islas tampoco ayuda en este sentido. El mapa de Pokémon Sol y Luna está dividido, lo cual no debería ser un problema en principio porque todos los juegos de la saga han tenido sus límites en algún momento; pero esta vez ha sido extremo. Las vallas que impiden el avance de forma artificial de narices y que están ahí hasta que superes una de las pruebas del juego no podrían resultar más descorazonadoras para los que llegamos a Ciudad Fucsia demasiado pronto.
Menos mal que el resto de elementos de Pokémon Sol y Luna (historia, personajes, criaturas, pruebas en lugar de gimnasios) funcionan a las mil maravillas y convierten esta entrega en algo genuinamente distinto y que puede marcar un nuevo y estupendo camino para la saga. Y digo menos mal porque estos juegos se mueven en un terreno complicado y han jugado con fuego al hacer más lineal y sencilla la fórmula hasta un punto que todo parece un paseo.
Es un paseo agradable, y por eso estos problemas no son tan graves como los pintamos algunos sobre el papel; pero ya pueden en Game Freak andarse con buen ojo y ya puede Ohmori, el nuevo director designado por Masuda, tener cuidado con cómo implementa sus nuevas ideas sin hacer los juegos excesivamente simples. Sol y Luna son su primera nueva generación al mando y son lo mejor en años, así que tiene mi apoyo; pero no es algo incondicional viendo el difícil equilibrio de las múltiples facetas de esta entrega.
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