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¿Podrá The Elder Scrolls Legends encontrar su camino?

Ya podéis jugar gratis
Por Kysucuac

Cuando era joven (o más joven, dejémoslo ahí) y pensaba en videojuegos de cartas, sólo me venía a la cabeza uno al que había dedicado horas y horas sin cansarme: Yu-Gi-Oh! El duelista de la rosa. Tenía la PlayStation 2 echando humo con ese juego y hasta me lo llevé conmigo (y la PS 3) cuando empecé la carrera.

 

De modo que no se puede decir que no me gustan los videojuegos de cartas, aunque en mi vida sólo haya habido dos protagonistas principales. El segundo después del basado en el universo de Kazuki Takahashi no fue el de Magic, sino Hearthstone. Con el juego de cartas de Blizzard llevo ya unos añitos dándolo todo y tan contenta. De hecho, podríamos decir que, así como League of Legends es el líder indiscutible de los MOBA, Hearthstone lo es de su género.

 

Sin embargo, esto podría llegar a cambiar. En agosto del pasado año 2016 os presenté al que podría ser un rival a la altura. Desde mi avance de The Elder Scrolls Legends ha habido mejoras, cambios y ciertas novedades, como que ahora se encuentre en abierto y cualquiera pueda jugarlo. También mi opinión ha podido variar ligeramente al respecto, ya que el juego crece poco a poco, y lo hace por buen camino.

 

The Elder Scrolls Legends

 

Lo casual contra la dificultad: otra forma de hacer las cosas

Mientras que Hearthstone es un juego donde impera la aleatoriedad y sólo presenta, por lo general, un camino directo a la victoria, The Elder Scrolls Legends nos demuestra que hay diferentes vías y que el jugador puede seguir la que quiera. Me explico: en el juego de cartas de Blizzard, a pesar de todo lo random que pueda pasarnos, tenemos una única posibilidad de hacer las cosas bien y de pasar el turno sin morir en el intento. Esto no ocurre igual en la obra de Bethesda.

 

A simple vista, son muchas las similitudes que encontramos. Como en la mayoría de títulos de este estilo, tenemos un héroe principal con su vitalidad, que debe bajar a cero para ser derrotado. Además, los tableros de juego son muy similares en apariencia, aunque luego, al fijarnos en los detalles, la cosa cambia.

 

Precisamente en el tablero reside la esencia estratégica de Legends. Como os comenté en el avance, el juego divide el campo de batalla en dos, lo que nos obliga a tener que elegir bien en qué zona del tablero queremos poner cada esbirro. También el sistema de runas propone una forma diferente de jugar, y nos permite contar con más cartas en el momento adecuado.

 

Al final, todo depende de qué tipo de jugador seamos y qué busquemos en un videojuego de cartas. Yo a Hearthstone le tengo mucho cariño y me parece la mar de divertido, pero, por otro lado, la “seriedad” de Legends le da bastante atractivo. Parece como si buscase un mayor acercamiento al público adulto, lo cual puede darle otra oportunidad: si el público objetivo no es el mismo, podemos convivir, ¿no?

 

Os vaya más el tono desenfadado de Hearthstone, como si preferís la seriedad y la estrategia de Legends, lo que toca es probar los dos y decidir. O sacar tiempo para ambos. Pero, sí, creo que el juego de Bethesda encontrará su camino.


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