Platinum Games y la perfección vista a través de los desafíos de Vanquish

Si hay una constante que se repite en la mayoría de juegos de Platinum Games, sin duda es el aprendizaje llevado al máximo nivel. Los trabajos del estudio nipón acostumbran a presentar mecánicas con mucha miga, tanta que su propia estructura se basa en realizar segundas vueltas que demuestren el trabajo aprendido. Por eso tienen sistemas de puntuaciones, porque son una manera efectiva de demostrar que se está produciendo un progreso, una mejora. 

 

En juegos como The Wonderfull 101, Bayonetta o Astral Chain, esta escalada también se ve reflejada en un conjunto de habilidades que vamos desbloqueando. En TW 101 no empezamos con el flan, en Bayonetta no lo hacemos con la pantera y en AC se tarda mucho hasta tener a las cinco bestias. Vanquish, sin embargo, es la pureza en el gameplay llevada a la mínima expresión, no hay progresión más allá de poder mejorar los stats de las armas, así que para ponernos a prueba y ver que estamos mejorando solo hay dos alternativas: rejugarlo en difícil e intentar los desafíos. 

 

 

 

Con el extra de dificultad estaréis obligados a gestionar mucho mejor la barra de tiempo, aprenderéis las estrategias que ayudan a eliminar a ciertos enemigos (disparar a los tanques de los Romanov, hacerle el parry al Viper, etc.) con mucha más rapidez y os volveréis ágiles. Es, en cierta manera, una preparación enfocada a superar los cinco desafíos del juego, cinco pruebas que llevan la exigencia al máximo nivel y que obligan a dominar el juego. 

 

Son cinco arenas, cada una con sus cinco oleadas, y se estructuran de tal manera que obligan a economizar vuestro arsenal. Fuerzan a trazar estrategias al vuelo basadas en lo aprendido y son, en última instancia, la mejor manera de demostrar que se sabe jugar a esto cuando se gestiona el crowd control. El modo historia es asequible hasta cierto punto, pero los desafíos obligan a perfeccionar estrategias como la de lanzar una granada y explotarla de un disparo en pleno tiempo bala. Y hay algo que te dice que no has estado jugando a Vanquish hasta que las aprendes. 

 

 

En definitiva, volvemos a estar ante un juego con más capas que una cebolla. Vanquish puede jugarse de manera muy conservadora, parapetándose en cada cobertura haciendo justicia a la escuela de Gears of War, pero su idioma verdadero se transmite derrapando por el suelo, activando el tiempo bala y realizando tirabuzones en el aire. Mark Brown lo explica mejor que nadie en su análisis de hace unos años, uno que como el juego sigue siendo tremendamente actual.

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