Planet of the Eyes, un precioso gran pequeño con espíritu retro
El mundo del videojuego -o su comunidad, si lo preferís- es una sociedad elástica. Un cúmulo de personas que aumenta según se agregan nuevas generaciones a un entretenamiento que es, para muchos, una forma de vida, y que con el paso de las décadas se estira y gira sobre sí misma abandonando y recuperando su pasado y creando dogmas de fe indestructibles que olvidan y obvian que todo esto es una realidad longeva, seguramente con más años de los que muchos llevan sobre la faz de la tierra.
Tranquilos, esto no va de soy más viejo y sé más, sino de reconocer el arduo trabajo de algunos profesionales del sector por recuperar la experiencia de juego de los 70 y los 80 con una serie de títulos que se ven nuevos, se sienten francamente bien, y evocan ecos de un pasado que muchos tuvimos la suerte de poder vivir de primera mano. Podéis llamarlo Lumo y su magnífico canto retro del que os hablé hace ya unos meses, de Rare Replay con sus Atic Atac y Solar Jetman, y por supuesto de esta nueva joya por descubrir: Planet of the Eyes.
La historia del videojuego
En un momento en el que el videojuego parece dividido entre jugadores hardcore, casuals, retro, master race, consoleros y demás etiquetas para quedar bien insultando al otro bando, el amplísimo acervo cultural del entretenimiento retro se ha reducido, para muchos, a los palitos dándole a la pelotita y los juegos de matar sin mayor complicación. Olvidados quedan Psst!, Jetpack, Manic Miner, Jet Set Willie, Paperboy, Head Over Heels, Batman, Horace y todo un amplísimo catálogo de videojuegos hábilmente diseñados para ofrecer alternativas ingeniosas que ahora son recuperadas por algunos estudios indies con más conocimiento en ocasiones que el de los profesionales que analizan sus juegos.
No hay más que ver la decepcionante lista de los supuestos 100 mejores juegos de la historia -de la historia del tipo que firma el artículo, supongo- para ver que sufrimos en ocasiones de una falta de conocimiento ácerca de la historia del videojuego que da pánico. Es por esto por lo que hay que aplaudir la labor de estudios como CocoCucumber, que hace dos años lanzaban Planet of the Eyes, todo un canto retro en PC que ahora recuperan para que vea la luz en Playstation 4 y Xbox One el pasado 12 de septiembre.
Planet of the Eyes es una joya
Y lo es en tantos aspectos que me cuesta decidir por dónde empezar. Lo primero a destacar es su aspecto visual, un diseño gráfico que alcanza a los escenarios echos a mano, la cuidada animación de nuestro querido robot protagonista y la creación de los enemigos en forma de siluetas de bunraku o marionetas de papel japonesas para dar como resultado un todo onírico hecho a mano que recuerda las bases de toda una generación de amantes de la ciencia ficción.
Entornos, criaturas y elementos hechos a mano se dan la mano con una banda sonora que no teme hacerle guiños a Vangelis y a algunos temas escogidos de la cinemtografía de género con partituras propias que emulan esos ecos con unas melodías muy conseguidas y que acompañan la acción enmarcando en todo momento el sentimiento del jugador y su solitario robot. A juego también están los pequeños fragmentos de historia que, en forma de cintas de cassettes, nos dan acceso a pequeñas secciones locutadas por el creador de nuestro protagonista, base y pilar de la experiencia y de la verdad que se oculta tras nuestra desconocida misión.
Por último tenemos su jugabilidad: un plataformas potente y muy sólido basado en las físicas que nos obliga a estar atentos y que se mueve realmente bien. La sensación es la de estar jugando de nuevo a un viejo Spectrum o un MSX, con todo lo bueno que puede ofrecer la tecnología actual pero sin sacrificar la vieja esencia del videojuego. Saltos endiablados, una física muy bien llevada y puzzles de los que te obligan a pensar un poco dan como resultado un título que brilla a pesar de su sencillez y de su corta duración: si estáis puestos en el lenguaje antiguo del plataformas superareis sin problemas el juego en menos de dos horas, créditos y algunos secretos incluidos.
No me gustan los juegos cortos ni los indies, pero Planet of the Eyes me ha enamorado gracias a su forma de narrar la historia, que junta las grabaciones con el uso de colores, entorno y melodías para dar más fuerza a sentimientos como la soledad, el miedo, la acción y la sensación de triunfo. Me ha enamorado porque me ha recordado otros tiempos gracias a su sencillez, y porque se nota que detrás de su trabajo hay un pequeño equipo que ha mimado el producto y ha sabido mantener su esencia sin alargamientos innecesarios ni pistas que te saquen de la acción.
Para muchos será un indie más de plataformas, pero si eres de los que disfrutan del mercado retro, al margen de cuál sea tu edad, sin duda disfrutarás con este giro de tuerca al regreso a los orígenes con un título que no se acompleja de recuperar un concepto de la ciencia ficción que parece olvidado en pro de los dogmas actuales. Advertidos estáis, se pasa en una tarde, pero no dejará de ser una tarde para recordar.
¡Nos leemos!
<< Anterior Siguiente >>