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Personajes olvidados: Bubsy, the bobcat

Un prota sin garra
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Antes de que los polígonos se convirtieran en el pan nuestro de cada día, los juegos de plataformas eran uno de los conceptos más recurrentes del mundo de los videojuegos. No había compañía que no tuviera sus dos o tres franquicias saltarinas, creando para ello multitud de personajes a cual más molón. Claro está que Mario, como uno de los decanos del género, era el que encabezaba el asunto desde los lejanísimos tiempos de los ocho bits; si bien la llegada de Sonic al poco de que los dieciséis bits se estrenaran supuso un impacto que convulsionó a propios y extraños. Así, Nintendo y Sega se verían las caras en uno de los enfrentamientos más beneficiosos para el usuario.

 

No era de extrañar pues que el resto de compañías quisieran subirse al carro de las mascotas plataformeras, la mayoría de ellas siguiendo la estela del ya popular erizo azul. Konami nos hizo jugar con los Tiny Toons y un maravilloso Sparkster (Rocket Knight Adventures), Treasure sacó el genial Dynamite Headdy, Sunsoft publicó el notable Aero the Acrobat, Millenium nos divirtió a tope con RoboCod, e incluso el Sonic Team de Sega trató de repetir éxito con el preciosista Ristar. Y si miramos a Japón, donde salieron mil cosas de esas de las que apenas atisbábamos algo, nos encontraríamos con decenas y decenas de buenos plataformas que intentaban dar el golpe al estilo Sonic.

 

Bubsy 1

¡Eh, chicos! ¡Es Bubsy, el personaje más molón del panoramal videojueguil!

 

Accolade, una de las empresas de software más veteranas del sector, venía de un mercado en el que las videoconsolas les pillaban un poco lejos. Claro está que cuando entraron, entraron fuerte, pero en el entorno de los ordenadores personales eran especialmente conocidos por títulos como Test Drive, Les Manley o producir los RPG de Elvira. Pero en Megadrive tuvieron algunos cartuchos especialmente reseñables, como Double Dragon, Star Control o ese Turrican II encubierto que era Universal Soldier. Era de esperar que tras el fenómeno Sonic se inventaran su particular mascota para competir en ese meollo plataformero repleto de animales antropomórficos.

 

Así, Accollade le pagó al veterano miembro de Infocom Michael Berlyn para que diseñara un concepto de juego capaz de rivalizar con el éxito de Sega. Trabajando con ilustradores profesionales venidos del mundo de la animación, se empecinaron en crear un personaje que se comiera a todo lo que hubiese en el mercado ahora mismo, un ente pleno de carisma y simpatía que todo el mundo querría para sí. Así era Bubsy: sonrisa socarrona, camiseta guay y la rapidez de Sonic... tendríamos un protagonista de lo más guay que, válgame la comparación, vendría a ser el símil de Poochie, el del show de Rasca y Pica.

 

He aquí el juego entero en su versión Megadrive. Ved y juzgad.

En los viejos tiempos, un mal personaje puede protagonizar un buen videojuego, cosa que ocurriera, ya que estamos, en el mentado Universal Soldier de Accolade. Y el caso es que Bubsy, a nivel artístico, estaba fenomenalmente diseñado, siendo un sprite sumamente expresivo y mejor animado. No obstante, donde fallaba el videojuego era en que, tratando de imitar el concepto Sonic, resultaba tener un desarrollo anodino, algo especialmente delatable cuando el diseño de niveles falla, carece de emoción y da pocos alicientes para ir descubriendo nuevos niveles.

 

El caso es que Bubsy in Claws Encounters of the Furred Kind se vendió bastante bien en Super Nintendo y Megadrive, sobre todo en la primera. Gran culpa de ello tuvieron los medios de aquel 1992 en el que vio la luz, donde el personaje copó multitud de portadas en base a suculentos acuerdos publicitarios. Los responsables de Accolade querían convertir al gato montés en toda una estrella, con un lanzamiento masivo de camisetas, muñecos e incluso un cortometraje, «What possibly could go wrong?», que llegó a derivar en una breve serie de dibujos animados. Y claro, esto suscitó el que dos años después se realizara una segunda entrega y, aparte, un nuevo cartucho presto para pisar la por entonces reluciente Jaguar de Atari (Bubsy in Fractured Furry Tales), no comiéndose un colín en lo que a beneficios se refiere. Todo seguía más o menos igual, mejorando lo justo como para no criminalizar la realización de esta secuela.

 

Sí, había niños que madrugaban para ver esto...

Con todo, al público americano le entusiasmaba eso de tener su propia mascota videojueguil. Era algo que Accolade sabía, y ya en los tiempos de las consolas de 32 bits, se pensó que lo mejor era seguir el camino de Super Mario 64. Claro está que a Accolade le resultaba mucho más barato desarrollar en un formato como PlayStation, y ahí fue donde salió su Bubsy 3D, un auténtico engendro que en algunos casos se ha llegado a citar como uno de los peores videojuegos de todos los tiempos.

 

Yo no diría tanto, pero sí que fue lo suficientemente catastrófico como para sentenciar de por vida a un gato de lo más 'cool'... pero todo hay que decirlo, sin garra alguna.

 

Texturacas...


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