Persona 4 y sus monstruos coleccionables

El tema de los monstruos coleccionables en los videojuegos es una buena idea. Manejando al mismo personaje, tenemos un surtido de habilidades a emplear ordenado por caritas monas. Al elegir uno u otro, a su vez, los stats a los que prestar atención cambian, endulzando el combate. Pero aunque el concepto es fantástico, muchas veces los juegos pecan de tomarnos por tontos, de no ser capaz de tratar a estos seres de un modo inteligente y divertido. Porque claro, a estos bichos hay que cuidarlos ¿pero cómo? En Kingdom Hearts Dream Drop Distance resulta absurdo tener que acariciarlos y hacer el mono con ellos. Los mundos hechos un cisco y nosotros haciendo de susurrador de mascotas, cortando totalmente el ritmo del juego. En Ni no kuni, tener que darles caramelos y demás monadas, está mejor integrado. El juego es lindo y se presta a estas cosas, pero te obliga a parar el juego y dedicarte a ello.

Visto lo visto, cabría pensar que lo mejor sería olvidarse de cuidar a estos animalejos y centrarse únicamente en el leveleo. Yo al menos lo pensaba así hasta jugar al maravilloso Persona 4. En el título de Atlus controlamos a un personaje cuyos poderes le llegan de un ser demoninado Persona. Durante el desarrollo del juego reclutamos distintos de ellos y hacemos que suban de nivel a medida que avanzamos en la historia. Pero de manera paralela al leveling, también se establece una forma de cuidarlos, perfectamente integrada en la historia. Los seres que gobernamos viven en nuestro corazón, y estos crecen en función de los distintos vínculos sociales que establecemos con los personajes durante el juego. Así, cuando no estemos en las mazmorras, podemos escoger con quien hablar y con quien desarrollar nuestra amistad. Cuando más crezca ésta, más fuertes serán las Persona de uno u otro tipo.

De este modo, jamás se interrumpe el ritmo del juego, quitándose de encima ese nefasto sentimiento de minijuego horrible que sí tiene Kingdom Hearts. Pero en Persona 4 se apuesta por la integración, no por meterle relleno al título. Gracias a ello, se abren un buen puñado de historias paralelas en las que los secretos de los personajes son los protagonistas, a su vez, se consigue establecer una relación fantástica entre tú y ellos, porque los conoces, consiguiendo que cuando la historia principal avance, sientas con mayor intensidad las gracias y las desgracias que les suceden. Es una planificación fantástica, todo funciona y no se toma al jugador por imbécil. Es posible que muchas veces hayáis dicho que los juegos de capturar criaturas os dan asco, pero no es por culpa de los bichos, es porque muy pocos son capaz de entender bien el género y de dárselo de la manera correcta al jugador. Algo que no le pasa a Atlus. Los que saben hacer las cosas bien, las hacen bien.