Pero, Torchlight III, ¿qué te ha pasado? ¡Con lo que molaba Torchlight II!

He estado estos días jugando a ratos a Torchlight III. El segundo me gustó bastante. Su aproximación a Diablo, mucho más desenfadada pero con la misma obsesión por el looteo resultaba agradable. Su estilo de dibujos animados, sus disparates pero su buen hacer en el sistema de juego lo convertían en una experiencia solvente y una alternativa correcta. Esta tercera parte necesitaba evolucionar de alguna manera, cambiar, añadir novedades, profundidad de juego y ser mucho más que un juego que recordase tanto a sus referentes. Desgraciadamente, tras varias sesiones, no creo que lo haya conseguido.

 

Torchlight III sigue anclado en los elementos pivotales de este género, de estos looter action RPG…. ¿LARPG? Pero no es capaz de ofrecer una profundidad propia y auténtica; es más, parece que incluso da menos que la segunda parte. El looteo salvaje, los combates machacando el ratón y usando habilidades, el humor y el desarrollo general siguen estando ahí, pero un poquito menos.

 

La historia no acompaña ni tampoco el avance de la aventura. Se tiene la sensación de estar cumpliendo recados sin que ese frenesí de la batalla o de haber encontrado una pieza genial llegue nunca. El título sigue funcionando, pero, mientras jugaba, no podía dejar de pensar que algo había salido mal. Tochlight II estaba cargadito de contenido y parecía natural que esta tercera parte fuese el capítulo cumbre, pero no ha sido así. Torchlight III no es ni bueno ni malo ni regular. Es correcto pero no entusiasma. Es como volver a hacer algo que ya habías hecho.

 

 

Uno de entre cuatro personajes, varios grupos de habilidades y la selección de una mascota es lo que marca el inicio del juego. A partir de aquí, hemos de enfrentarnos a un mundo de juego muy conectado para frenar el despertar de un antiguo mal. Avanzamos y looteamos, de vez en cuando, aparecen bosses y también accesos a zonas subterráneas. Seguimos avanzando y seguimos looteando. Más adelante desbloquearemos un endgame y seguiremos haciendo lo mismo.

 

Es decir, Torchlight III tiene lo esencial para funcionar si eres un comío de los LARPG, pero si necesitas esa intensidad, esa pasión lootera o ese frenesí de oleadas de enemigos que te asaltan y que tienes que matar elaborando una sesuda estrategia de gestión de habilidades, aquí no lo verás. Investigando qué ha ocurrido, resulta que Torchlight III nació de las cenizas de otro proyecto, de Torchlight Frontiers, que iba a ser un F2P; aunque luego se descartó usar este modelo de negocio para…

 

En resumen, Torchlight III se ha acabado quedando en tierra de nadie. Le falta innovación, potencia y pegada. Y es una lástima porque uno de sus personajes es una especie de mago maquinista que construye trenes. No es un mal juego para nada, pero no es capaz de destacar.

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