Pero qué cutre fue la conferencia de Sony
Como ya sabréis todos, Sony presentó anoche su nueva línea de consolas: PS4 Slim, para la gente pobre que aún no se ha comprado la PS4 y quiere dar el salto de una vez; y PS4 Pro, para los pajeros que no podemos vivir sin que nuestra consola sea la mejor del momento y para los que pueden gastarse 100 euros más en una consola más potente. Sony ha dividido de manera oficial a su propia comunidad, por mucho que diga que no, y lo ha hecho, encima, dando un espectáculo pésimo.
No estoy aquí hoy para hablar de lo primero ni para hacer argumentos sesudos sobre la nueva consola. Eso se lo voy a dejar a mis geniales compañeros y yo me voy a dedicar a meterme con la presentación en sí. Empecemos por Andrew House y Mark Cerny, dos maníacos en dos polos opuestos del espectro de la psicopatía: el primero porque no sabe sonreír de forma sincera y está claro que odia su trabajo más que nadie en el mundo; y el segundo porque tiene una voz tan suave, pero gesticula de una manera tan desorbitada, que me da miedo quedarme dormido y que me apuñale cuando cierre los ojos.
Los invitados no lo hicieron especialmente mal, la verdad, incluso con el fallo de micrófono del representante de Activision. Ver cada juego con sus mejores gráficas, sin embargo, era algo vacuo: ¿cómo vamos a notar los 4K en un streaming o el HDR en un televisor o monitor que no están preparado para ellos, si es que era posible mostrarlo siquiera por Twitch o YouTube? Sony se esforzó por priorizar los elementos más intangibles de su nueva consola en lugar de sus auténticas bondades para el usuario.
Por ejemplo, ¿qué pasa con los framerates? Tendremos más resolución, sí, ¿pero mejor estabilidad en los juegos? ¿Veremos cómo de pronto llegan ciertos juegos a 60fps? Esto es algo que interesa realmente al público que aspira a tener una consola más potente y a vender la suya para conseguir una nueva, y no se trató apenas. Quizá es porque, como muchos sospechamos, el escaso aumento en la CPU hace que los frames por segundo sean algo que justamente no va a mejorar PS4 Pro. De nuevos efectos de luz, de partícula y demás, ni hablamos.
Sony tiene unas cuantas cosas que aprender de Nintendo en esta clase de intervención principalmente online, pero imaginamos que no van a optar por esta formato, así que en ese sentido, se lo perdonamos. Sin embargo, mostrar la PS4 Pro con esa bajada de telón cutre, cutrísima, y sin sonido, para pasar luego a House luciendo su sonrisa de maníaco; a mí más que venderme la consola, me la desvende. Y sí, sé que el publico generalista no ve estas cosas y que este es quien luego levanta la industria, pero si es una consola Pro y van a comprarla los jugadores más apasionados, ¿no deberían cuidarles también un poco?
Al final, casi parece como si el toro hubiera pillado a Sony y necesitara hacer esto deprisa y corriendo para llegar a las Navidades y al Black Friday. Y esa no es manera de dar un paso tan importante en la industria del videojuego como el que parece plantear PS4 Pro. Recordemos cuánto daño hizo la nefasta presentación del E3 2012 a Wii U, que no había quien se aclarara con lo que era. Esto no ha sido tan malo porque se ha entendido bien lo que es la consola. Otra cosa es que nos haya dado ganas de comprarla.
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