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¿Para qué sirven las gafas de visión nocturna?

Splinter Cell Blacklist vuelve a uno de los gadgets más bajoneros
Por Jaume Esteve Gutiérrez

Ubisoft ha publicado un interesante nuevo vídeo con varios minutos de gameplay de Splinter Cell Blacklist donde ponemos ver sus diferentes modos de juego (del sigilo a la acción suicida) y donde se demuestra, de nuevo, la inutilidad de las gafas de visión nocturna en sus diferentes variables (detección térmica, sónar...). ¿Para qué queremos jugar a un juego en el que nos sentimos como dioses?

 

Recuerdo que este debate lo tuve con uno de los directores creativos de la saga, Maxime Béland, hace varios años con motivo de una presentación de Splinter Cell Conviction en Montreal a la que nos invitó Ubisoft y en la que salió el tema de las gafas de visión nocturna. Si lo recordáis, el gadget por definición de Sam Fisher desapareció en aquella entrega de la saga, a mí gusto, para bien, y lo hizo para adaptar el juego a los nuevos tiempos.

 

En el minuto 3:53 tenéis una buena demostración de lo que significan las gafas.

 

Béland me contaba que habían llegado a la conclusión de que no había juego si incluían las famosas gafas de visión nocturna. ¿Dónde quedaba el reto para el jugador si en todo momento era capaz de conocer la posición de los enemigos en el mapeado y estudiar sus movimientos desde una posición de seguridad? Curioso, aquella declaración de intenciones parece haber quedado en nada. Béland sigue al frente del departamento creativo de Splinter Cell, un título que en esta nueva versión regresa a la idea de las gafas de visión nocturna para potenciar la infiltración.

 

Una infiltración que no necesita para nada de este elemento. Lo vimos en el pasado Conviction, un juego que ponía a prueba al jugador pero que también le permitía pasar por un buen número de escenarios sin ser detectado. Personalmente, no eché de menos las gafas de visión nocturna en ningún momento puesto que en otras entregas de la saga hacía un uso extensivo de las mismas, lo que le quitaba emoción al asunto. Te las pones, controlas a tus rivales a distancia, y trazas un plan de acción. Fácil y sencillo.

 

Metal Gear Solid 3

La premisa de MGS3 era clara: aprende a mirar alrededor y deja de centrarte en un pequeño mapa situado en una esquina.

 

Otra saga de infiltración, Metal Gear, demostró en el pasado que se puede prescindir de medidas para conocer la posición de nuestros enemigos sin que ello acabe con la jugabilidad del título en cuestión. Uno de los mayores shocks en la transición de Metal Gear Solid 2 a Metal Gear Solid 3 fue la ausencia del radar. Kojima jugó la baza tecnológica por un lado (no era creíble semejante tecnología en los sesenta) pero también obligó al jugador a buscarse las habichuelas por el escenario. Tras un par de horas de desconcierto, me hice con el control y todavía hoy pienso que Snake Eater es uno de los mejores juegos que me he echado a la cara en mi currículum jugón.

 

Dicho esto, no dejemos que la crítica nos ciegue porque Blacklist tiene pinta de juegazo con mayúsculas gracias en parte a lo que apunta el vídeo que acompaña a este texto: sus múltiples opciones a la hora de abordar un escenario ofrecen libertad al jugador y le van a dar un componente rejugable al título. La idea de avanzar a través de los niveles sin ser descubierto es más que excitante. Con un lanzamiento previsto para agosto, tiene pinta de convertirse en el hit escondido de cada verano.


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