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Panteón Marino, el DLC que levantó la franquicia

Soltando lastre
Por Rafa del Río

Ya viene de camino el segundo capítulo del pack de DLCs de Bioshock Infinite: Panteón Marino y seguro que muchos jugadores están deseando hincarle el diente. En gran parte no es de extrañar porque ha resultado muy interesante la comparación de críticas y éxito con el original. Y no es que Infinite haya sido un desastre pero, el equilibrio entre la parte narrativa y la de acción no parecía muy logrado. En cambio disfrutábamos de sus decorados luminosos y de las particularidades que mostraban algunos personajes de Columbia. También no dejamos llevar por ese camino hacia la decadencia de la ciudad y sus debates políticos y morales.

 

Pero Levine y sus chicos de Irrational Games nos dieron quizá una dosis demasiado alta de tiros, haciendo que lo interesante de su historia se quedase algo difuminado. Y ¡zas! nos hablan del lanzamiento de unos DLCs que nos devuelven a Rapture y de que todo se vuelve de nuevo sombrío. Pero no sólo hablamos de colores, este contenido adicional es una vuelta a los orígenes de la franquicia. Es como si el señor Levine, a pesar de haberse recreado en lo último de su obra, también hubiera echado la vista atrás con algo de nostalgia hacia aquel mundo acuático. Y funciona. Volvemos a hacer uso del sigilo, a observar primero y actuar después. Volvemos a diseñar estrategias combinando el uso de plásmidos con el de las armas. Y también vamos recogiendo esas grabaciones que desvelaban parte de la historia que esconde ese panteón marino.

 


Y es que el equilibrio del que hablamos, refiriéndonos a Bioshock Infinite, sí parece estar medido en estos DLCs. El ritmo se siente más fluido con la mezcla de acción con ir avanzando en la búsqueda de “porqués”. Pocas veces nos encontramos en la tesitura de, arma en mano, recorrer una estancia dejando una ristra de cadáveres tras nosotros -pero los hay. Es más frecuente encontrarnos en una sala como la de la primera entrega, en la que nos atacaban esos locos Splicers y aprovechábamos un rastro de gasolina para hacer que ardieran con nuestros poderes.

 

Pero todo tiene sus cosas buenas y malas. Según comentan desde el estudio, esto marca el final de la saga de Bioshock -y el círculo se cierra. En este segundo capítulo nos encontraremos con Andrew Ryan, Frank Fontaine y Daisy Fitzroy, que jugarán un papel importante en la historia general de Bioshock. Así que, para entender que demonios pasó realmente con estas civilizaciones, debemos escuchar a Ryan, a Comstock y volver a meternos en el agua en Panteón Marino. Por una parte los capítulos hacen que sea corto, ameno y queramos en seguida tocar el siguiente. Pero esto puede dar paso a que, en lugar de un juego, como teníamos hasta ahora, se unan a la moda de entregar historias como si fuera una serie de TV. Y pensemos en el precio. Cuando por un DLC nos piden 14 € está bien (no siempre, eso está claro), pero si varios DLCs, pongamos por ejemplo 6 o 7, forman un juego completo y echamos la cuenta ya no es tan rentable. Habrá que ver qué sistema de negocio toman a partir de ahora en Irrational Games para que Bioshock sea recordado o revivido con buen sabor de boca.


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