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Onimusha: Warlords, todo un Resident Evil renovado en el periodo Sengoku

No lo dejéis escapar
Por Rafa del Río

Hoy sale a la venta Onimusha: Warlords, la remasterización de uno de los clásicos más queridos de Playstation 2 que ve la luz por primera vez en PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC. En poco menos de cinco días nos encontramos con dos lanzamientos de Capcom en tiendas y plataformas digitales. Por un lado, la famosa demo One-Shot de Resident Evil 2 Remake, de la que os hablaré mañana sin falta. Por otro, éste Onimucha: Warlords remasterizado que es, os aviso desde ya, una jugosa golosina retro con mejoras que van más allá de la resolución y el dibujado de texturas y que incluyen un nuevo motor de movimiento que, salvo por los saltos y las carreritas por las paredes, poco o nada tienen que envidiar al Ninja Gaiden de Tomonobu Itagaki.

 

Esta concordancia de lanzamientos no es una casualidad, aunque pudiera parecerlo, ya que Capcom aprovecha para mostrarnos dos caras de una moneda que están hechas del mismo material. Por un lado, el ambicioso remake de un clásicazo de la talla de Resident Evil 2. Por otro, el remaster de un juego que ya desde antes de nacer quiso ser un spin off de Resident Evil y que, con el tiempo, acabaría por crear casi un género propio del que beberían Devil May Cry, Bayonetta, el reboot de Ninja Gaiden en 2004 de la mano del propio Team Ninja que creó la saga en 1988 y, por supuesto, Dark Souls. 

 

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Hace más de veinte años... 

Onimusha Warlords nace en la mente de su creador, Yoshiki Okamoto, cinco años antes de su lanzamiento final en 2001. Coincidiendo con el pistoletazo de salida de Resident Evil y su éxito desmesurado, Okamoto plantea a Capcom en 1996 una suerte de spin-off de la saga que bajo el nombre de Biohazard Sengoku -que por estos lares sería Resident Evil Sengoku- repitiera la misma fórmula de la obra de Shinji Mikami en un Japón feudal plagado de demonios, ninjas, castillos con trampas, puzzles, samuráis y caminos secretos.

 

Cinco años tardaría la fórmula en ver la luz. Con Keiji Inafune a los mandos de producción, Shinji Mikami de consejero y Jun Takeuchi a la dirección, Onimusha: Warlords se demostraría como un fiel heredero espiritual de la fórmula Resident Evil en el que no faltaban los combates a espada, las magias, elementos RPG como la posibilidad de mejorar armas, equipo y orbes, y una historia más equilibrada y trabajada que la de su padre espiritual. Por primera vez teníamos un actor real protagonizando a nuestro héroe, Takeshi Kaneshiro como Samanosuke Akechi, y pronto, como sucediera con Resident Evil, la saga mejoraría de forma espectacular a nivel gráfico y jugable con la inclusión de nuevos actores de la talla de Yûsaku Matsuda -Black Rain- interpretando a Jûbei Jagyû en Onimusha 2, y el grandísimo Jean Reno -León el Profesional- coprotagonizando junto a Kaneshiro Onimusha 3.

 

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El resto es historia

Y es que de la historia es de lo que trata Onimusha: Warlords, más concretamente de historia feudal nipona, con un lore en el que la realidad se da la mano con la mitología para retratar una de las facetas más sangrientas del periodo Sengoku: las conquistas de Oda Nobunaga, que sirven de trasfondo para un relato de onis y akumas, de demonios y dioses, en el que el gran Nobunaga ha hecho un pacto con los demonios para resucitar y conquistar Japón a cambio de ofrecer a sus víctimas como sacrificio ritual.

 

No faltan nombres históricos como el propio Oda Nobunaga, su sucesor, Toyotomi Hideyoshi o el archioconocido Jûbei Yagyû, pero lo realmente interesante de Onimusha como saga y de éste Onimusha: Warlords como remake es lo bien que mezcla la jugabilidad de puzzles y retos al ingenio de Resident Evil con el combate, ya sea con la katana y las distintas armas oni que porta Samanosuke, como con el tanto y los kunais de Kaede en los momentos del juego en el que debemos manejar a la fiera kunoichi. 

 

Aún me quedan un par de horas para terminar el juego y poder hacer el análisis a fondo de este esperado regreso, pero por ahora os digo que es una opción más que recomendable que, lamentablemente, está pasando casi desapercibida. Grandes personajes, mejor historia, un trabajo de remozado que se traduce en un sistema de control amabilísimo y un montón de combates en esta versión feudal sin desnudos de Urotsukidoji en la que partir en dos a nuestros enemigos es casi tan delicioso como vernos capaces de superar algunos puzzles y juegos de ingenio que os harán sudar de lo lindo. Si os preguntáis por qué me fue tan bien en el directo de Dark Souls, Onimusha es mi maestro. Bien por Capcom, y ojalá se atrevan a traer el resto de entregas. 

 

¡Nos leemos!


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