Oculus Rift: Difícil de explicar pero igualmente mágico

Tras haber visto y probado la nueva generación de consolas y el software que vendrá con ellas, es curioso como un proyecto que lleva ya largo tiempo siendo comentado ha acaparado gran atención. Se trata de Oculus Rift. Hace algunos meses Alejandro Pascual tuvo oportunidad de probarlo y vino contándonos maravillas de este gadget.

 

Estos días hemos podido probarlo por nosotros mismos y como probablemente habréis escuchado en el podcast pasado como Oculus nos absorbía y trasladaba a otro mundo. Probamos esta nueva herramienta con Hawken, un juego free to play basado en batallas de robots. Todos hemos oído hablar del proyecto de Oculus VR y, una vez que nos ponemos esas gafas, comprendemos perfectamente la dificultad de hacer ver al público la experiencia que obtendrá al usarlas. Para tratar de transmitir por qué Oculus Rift representa una evolución no solo para los videojuegos sino para cualquier práctica audiovisual que queramos disfrutar, lo mejor es exponer lo que hemos sentido dentro de él.

 

 

Dentro de Hawken nos vemos en la cabina de un robot que, a simple vista no llama demasiado la atención. Pero entonces movemos la cabeza y nos damos cuenta de que podemos ver el interior de la estancia. En cambio, para mover la máquina, utilizamos los sticks como cualquier otro juego. Es decir, en concreto, en Hawken el manejo es como el de un shooter cualquiera y quizá no sea el mejor título para probar, pero algo hizo que nos impresionara y que hoy tratemos por todos los medios de explicaros de qué se trata. Hubo una prueba que todos hicimos. Y es que el los robots pueden volar con unos propulsores y, mientras sobrevolábamos el escenario, no pudimos evitar subir y subir para mirar abajo y dejarnos caer. Si alguien ha montado alguna vez en la lanzadera del parque de atracciones, seguramente tenga grabada en su mente esa sensación de caer esperando chocar contra el suelo. Es increíble que nuestro cerebro, con los estímulos que recibe a través de Oculus Rift, sea capaz de reproducir esa misma situación.

 

Junto a Oculus Rift algunos pudímos probar el prototipo de una plataforma que nos permitía caminar por una casa y sus alrededores. Un gadget aún poco pulido que nos liberaba del mando clásico y nos introducía en una situación similar a la de caminar con nuestros propios pies, pero aún poco natural. La compañía Cyberith es una de las que están trabajando en paralelo a Oculus VR para cambiar el modo de juego. Aún queda largo camino para ver estas herramientas totalmente implementadas pero, Oculus está dando una resolución de 1080p y reduciendo el tamaño de los pixels, y probarlo no deja impasible.

 

 

Esta nueva tecnología nos da que pensar hacia dónde se dirigen todos los sistemas audiovisuales. ¿Podremos, en un futuro jugar con una mezcla de Oculus Rift y Kinect o artilugios similares, o simplemente ver un concierto o un partido de fútbol sin movernos de casa? El escepticismo es comprensible e incluso a nosotros, tras haberlo probado, nos cuesta explicar hasta dónde llega la experiencia pero estamos deseando volver a surcar los cielos y demás escenarios hasta olvidar dónde nos encontramos en realidad.

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