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Obsidian presenta Project Eternity

Un homenaje al género
Por Raúl Rosso

Es hablar de Obsidian y erizársele a uno los pelos del colodrillo. Aunque eternos segundones en el desarrollo del mundo del rol a la sombra de la primigenia Bioware, su fundación nació con el sustrato de muchos grandes veteranos de Black Isle Studios, siendo leyendas vivas de una época dorada que pretende volver a resurgir.

 

Gente tocada por la varita del éxito que a día de hoy sigue en la brecha, como Chris Avellone, padre de Fallout: New Vegas y partícipe en los anteriores títulos de la saga, así como líder del equipo que desarrolló aquella obra irrepetible que fue Planescape: Torment; Tim Cain, diseñador jefe de The Temple of Elemental Evil, programador del Vampire: Bloodlines de Troika además de ser parte fundamental de los primeros Fallout; o Josh Sawyer, nacido en el seno de Interplay habiendo sido entre otras cosas diseñador jefe de Icewind Dale II. Nombres muy gordos y un legado para echarse a temblar.

 

Obsidian nació como un grupo de mercenarios del software, albañiles del desarrollo especializados en retomar y relanzar sagas a medio camino en su explotación, véase Neverwinter Nights 2, Star Wars: Knights of the Old Republic II, Fallout: New Vegas  o Dungeon Siege 3. Luego sacan cosas únicas, reveladoras y rompedoras como Alpha Protocol y no les compra ni cristo por mucho que la prensa especializada haga palmas con las orejas. Por eso, por mucho renombre que se tenga, tirarse a la piscina de nuevo con una nueva marca da muy mala espina. Y por eso ha nacido este proyecto Kickstarter.

 

 

Project Eternity Pretende ser un homenaje a la obra ha dejado en lo más alto el mundo de los videojuegos de rol en los que estos señores han participado. Recoger el ansiado testigo que se fue diluyendo tras referentes como Baldur’s Gate o los antes mencionados títulos análogos. Mundos ricos y profundos en los que sumergirse hasta perder el norte, experiencias de un trasfondo tan rico y maleable que generan esa sensación de inmersión precisamente por el hecho de no encontrarle los muros conceptuales a su vasta estructura. Eso, a día de hoy, y por muy recordado que sea por los jugadores, es un riesgo que no se puede correr sin una ayuda externa. La ayuda de los propios aficionados.

 

La jugada ha salido bien, pues tan solo con esa declaración de intenciones y sin mostrar nada del proyecto salvo un logo y un mapa del mundo en el que se desarrollará ha conseguido reunir en menos de 24 horas más del millón de dólares que se pedía para poder sacar adelante el juego. Con 30 días más por delante, vayan ustedes a saber cual será la cantidad final que saquen.

 

Las promesas en el aire son de lo más reveladoras. Un sistema de combate táctico en tiempo real con pausa, un mapa de enorme extensión predispuesto para la exploración y realización de misiones fraguadas gracias a una gran historia plagada de decisiones y compañeros que reclutar. Tópicos y referencias propias de los juegos en los que estos señores participaron y que los más talluditos del género ansiamos con locura por mucho que nos hayan prometido en otras ocasiones y propuestas el oro y el moro para acabar topándonos con productos bastante alejados de lo que ansiábamos. ¿Alguien dijo Dragon Age?

 

Todavía está muy lejos el día en el que podamos ver los resultados de esta heroica gesta, concretamente abril de 2014, pero nadie duda que con estos credenciales podamos acabar viendo algo que aunque no quede grabado con letras de oro para la posteridad, sea un sentido homenaje a un tipo de videojuego que dada su naturaleza, es muy difícil volver a replicar en la actualidad. Los tiempos cambian, y las preferencias de los usuarios también, del mismo modo que nuestras ansias por volver a sentirnos partícipes de experiencias como las que nos hicieron vivir mágicos momentos durante meses en El Yermo o La Costa de la Espada tampoco se irán jamás.


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