Numantia: fiel a la historia, pero no a la batalla
Una de las cosas que más me gustan de juegos como Age of Empires o Civilization es que, de alguna manera, te enseñan historia. De hecho, como fanática de la mitología, también le debo mucho a Age of Mithology. Al final, los videojuegos son toda una herramienta de aprendizaje más que bienvenida. Sobre todo si nos sirve para conocer historias que parecen haber quedado olvidadas, como la que nos cuenta Numantia.
Numancia fue una población celtíbera – pueblos prerromanos celtas – situada en la que hoy conocemos como la provincia de Soria. Se trata de una localización que ha pasado a la historia por la resistencia de sus habitantes ante el asedio de las tropas de la República de Roma. Numancia es un ejemplo de obstinación y fuerza, una ciudad de héroes que prefirieron acabar con sus vidas antes de caer derrotados.
Con una carga histórica semejante, es raro que no haya recibido numerosas adaptaciones cinematográficas, no sólo desde España. Al menos ahora nos llega Numantia, el videojuego desarrollado por el estudio madrileño Recotechnology S. L., y nos habla de esa historia hasta ahora olvidada. Pero… siempre hay un pero.
Numancia es un símbolo que debe recordarse en la batalla, y aunque el videojuego de Recotechnology S. L. busca recoger el espíritu de sus gentes, es precisamente en la batalla donde flojea. La guerra numantina entre la República Romana y la población de Numancia debería recordarse en el 2150 aniversario del asedio de una forma mucho más épica, a mi parecer.
Aunque puede notarse el cariño y el esfuerzo a la hora de mantenerse fiel a la historia de Numancia, el estudio español flojea en diseño y en jugabilidad. Se ha sacado un producto interesante para aquellos que deseen conocer más sobre Numancia, pero que no termina de contagiar al jugador – por lo menos así es mi caso – del espíritu de los numantinos.
Lo más emocionante es la posibilidad de poder jugar desde dos caminos diferentes: la campaña romana y la campaña numantina. A lo largo de los capítulos vamos descubriendo los acontecimientos alrededor del asedio, y decidiremos cómo avanzar en la historia de la contienda. Pero el estilo de los dibujos, la escasa animación y los pocos detalles estéticos llevan a la mediocridad.
Por supuesto, Numantia no tiene que ser bonito, tiene que ser un juego de estrategia que nos haga vivir la batalla. Y no lo hace. Podemos enfrentarnos contra la inteligencia artificial o contra otros jugadores, pero las batallas se vuelven lentas y poco dinámicas, por lo que al final no sentimos ese fervor de la batalla del que tanto hablan los guerreros.
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