Nos gusta tirar el dinero...

Ayer decía Ubisoft que la gente está empezando a aceptar los DLCs sin rechistar demasiado, que ya eran algo normal del mundo del videojuego. Ubisoft, esa compañía que dijo que el DRM era algo bueno y que, fracaso tras fracaso, tuvo que decir lo contrario y recular porque su posición era absurda, asegura que no os importa pagar por contenido extra. ¡Y tiene razón!

Porque no entiendo entonces por qué existen Kickstarters como el de la Potato Salad. Un señor, dispuesto a meter el dedo en la llaga a Kickstarter de la forma más absurda posible, ha pedido diez dólares para hacerse una ensaladilla pero ha recibido ya más de 36.000 para ello. A lo mejor es verdad que no valoramos tanto nuestro dinero, ¿no? 

Ejemplos como Rock Simulator, Grass Simulator e incluso Goat Simulator vienen a reforzar todavía más esta idea, que nos da igual pagar siempre y cuando haya un chistecito detrás o se forme parte de una tendencia guay. Y eso de "Jaja, he puesto dinero para este Kickstarter absurdo porque Kickstarter tiene problemas graves y puede funcionar muy mal" no me vale como excusa.

Entonces no se entiende por qué nos enfadamos tanto cuando, por ejempo, Ubisoft dice eso del DLC, Double Fine pide un poco más de dinero para acabar su juego o Keiji Inafune inicia una segunda campaña de crowdfunding para inyectar más dinero a Mighty No. 9. ¿Estamos locos? ¿Somos unos esquizofrénicos que tan pronto tiramos el dinero como nos agarramos a él como si fuera la última cosa en nuestra vida?

Que esto no se interprete como una defensa de las políticas de Ubisoft, EA, Activision y demás: cobrar 120 euros por la versión completa con DLCs de un FPS es una estafa que no debería pagar nadie, pero la gente lo paga. 

Lo que vengo a decir es que deberíamos tener más cuidadito con qué compramos con nuestro dinero. Es cierto que cada uno es libre de hacer lo que le apetezca con el sueldo que se gana duramente todos los meses, pero luego no vale quejarse porque se cobran cosas absurdas porque, vaya, muchas veces pagamos porque un tío se haga una ensaladilla.