Noctis y Luna. Dos personajes que son el alma de Final Fantasy XV
Con Final Fantasy XV cambia el paradigma del príncipe y la princesa. Todo gira en torno a sus dos personajes centrales: Luna y Noctis. Ella es la princesa de Tenebrae, él el de Lucis, juntos han de sellar la paz en Regalia, un mundo asolado por los ataques de Niflheim. Digo que cambia el paradigma, porque Final Fantasy XV le da la vuelta al concepto de él y ella. La personalidad de Luna es fuerte, y aunque físicamente es débil, tiene valor, es independiente y arrestos de sobra para cambiar el mundo. Ella es el príncipe clásico.
Por su parte, Noctis ocupa el puesto de la princesa entendido este como el rol típico. Él sufre una dura enfermedad de niño que le hace débil, melancólico y necesitado de auxilio continuo, y es a quien controlamos. Este cambio de papeles, esta necesidad de ayuda del hijo de Regis, rey de Lucis y de la capital Insomnia, es la que valida la aparición de cuatro colegas que van a su lado.
Cada uno de los amigos de Noctis cumplen una función principal para que el frágil príncipe pueda sobrevivir: el músculo de Gladiolus, la energía de Prompto, la sensatez y arte culinario de Ignis y la madurez de Cor. Noctis cuenta con una tara en su personalidad cuyos amigos se ocupan de solventar.
Es por ello interesante este cambio de puestos en el esquema clásico de construcción de personalidades. Hemos visto ya en muchas ocasiones cómo la dibujan fuerte a ella cuando se le supone débil; la propia Square Enix cogió en 1996 a la princesa Peach, le cambió la personalidad y la hizo valiente en Super Mario RPG, pero hemos disfrutado en menos ocasiones de cómo eso es más que una anécdota en el conjunto jugable, algo más que un canto a la igualdad y a la destrucción de personalidades autoimpuestas por la sociedad clásica. En Final Fantasy XV esa modificación la cambia a ella y lo configura de paso a él.
La repartición de personalidades para Noctis y Luna no es casual, se explica en la trama del juego. Ambos se conocen cuando el primero cae enfermo de niño, Luna lo cuida y él se siente seguro con ella, protegido. Es así como la pareja acaba comprendiendo a una como fuerte y al otro como un hermano pequeño. Por seguir estableciendo aciertos en la construcción de esta pareja, su matrimonio es acordado por Regis y el reino de Niflheim, pero ellos no se aman pues llevan sin verse desde que eran críos; se tienen cariño y respeto por lo ocurrido durante los días en los que Noctis estuvo a punto de morir por una enfermedad, pero nada más. Aún así, Noctis parte a por ella en coche con sus amigos, y mientras él duda y la recuerda de aquellos días como alguien especial, sus amigos solo le dicen, casi, casi, que se deje de tonterías y que ya es hora de estrenarse. Ella, por su parte, acepta el matrimonio con serenidad, como algo necesario pero diciendo abiertamente que no existe amor, que lo hace por el reino, pero sin lágrimas, de manera fría y profesional.
Tengo muchas ganas de echarle las manos a este videojuego, porque si esta pareja significa el núcleo de su trama, sin duda todo lo demás se dejara bañar por la sombra de su inspiración. Bien por Square Enix por escribir personajes que a priori parecen tan interesantes.
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