No quiero una revisión de Switch, ni Pro ni Mini ni Goofy

Nintendo nunca ha sido una compañía especialmente preocupada por encabezar la guerra del músculo técnico. A pesar de que Nintendo 64 y GameCube fueron consolas punteras dentro de su generación, los dueños de Mario jamás han tenido prisas en alcanzar los estándares que van fijándose, casi a la fuerza, por parte de la competencia. El Full HD no llegó hasta Wii U y el 4K, al menos hoy, sigue sin vislumbrarse. Aunque la cosa podría cambiar.

 

Casi da vértigo pensar hasta qué punto Ninty va -o parece ir- a rebufo, si tenemos en cuenta que el resto de compañías ya están dejando caer el 8K en alguna que otra declaración o conferencia. Parece que están más cerca de estar dos pasos por detrás que de estar a solo uno. Pero lo cierto es que, al final, esto termina dando bastante igual, especialmente cuando uno se pone a mirar el ritmo de ventas sostenidas que lleva Switch, dentro y fuera de Japón.

 

Y sin embargo, el fantasma de las revisiones ya campa por el respetable. Se dice que durante el próximo E3 tendremos sorpresa, que Nintendo Switch presentará su primera actualización, aunque a ciencia cierta no sabemos muy bien hacia dónde estará enfocada. Sobre el papel hay dos frentes abiertos: hardware interno o periféricos. El dock, los botones, los sticks y los gatillos podrían ganar en calidad, pero también podría llegarnos una máquina más potente con menores tiempos de carga, mejor pantalla y quién sabe si hasta más resolución, algo que no le iría mal a Labo VR. Pero, ¿es una mejora imperiosa?

 

Creo que no, y sinceramente espero que no se presente nada. Switch está bien como está, no tiene grandes puntos flacos y la gran mayoría de sus defectos tienen solución si la buscas. Si Nintendo decide meterse en el berenjenal de presentar una revisión de su consola híbrida -que, recordemos, tiene apenas dos años-, deberá atenerse a muchas más limitaciones. Por ejemplo, en cuanto a tamaño tendrá que contenerse y no solo permitir que los Joy-Con actuales se puedan acoplar a ella, también deberá ocurrir lo mismo con los Toy-Con de Labo. Tendrá que poder seguir insertándose en todos ellos.

 

Teniendo esto en cuenta, es difícil esperar una versión sustancialmente mejor que la presente. Sí, se puede reducir el marco de la pantalla y ganar algunas pulgadas, mejorar su iluminación su batería y su memoria interna, pero en ningún caso estamos ante un salto comparable al de Xbox One S con respecto a la X. El resto de novedades pueden ser, simplemente, una actualización de los periféricos perfectamente compatible con la Switch actual. Es muy pronto para plantear cambios, y a la vez estos no pueden ser contundentes por las características propias de la consola. Visto así, que Switch se quede como está, faltan años para quejarnos.

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