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No hacemos crítica social

Y somos un medio óptimo para ello
Por Toni Piedrabuena

Debo reconocer que involuntariamente Yager me ha 'decepcionado' tras el anuncio de lo que será su futura obra, un F2P que parece que no va a tener mucho que ver con el ejercicio que vimos con Spec Ops: The Line. No es culpa suya, la industria es la que es, y desgraciadamente hoy no se vive haciendo pensar a la gente que juega a tus juegos, se vive vendiéndolos, y por lo que sé tampoco es que el juego de los alemanes haya tenido un éxito muy sonado más allá de la crítica de los jugadores. La obra sacudió las mentes de muchos compradores, y aportó una visión realista de un conflicto ficticio y ayudó a remover algún que otro estómago. Una especie de crítica velada a la violencia visceral que nos acompaña desde siempre y que, no olvidemos, no es la culpable de prácticamente nada de lo que vengo a compartir con vosotros hoy.

 

Fijaos en Max Payne 3, que sin entrar a contaros la trama, tejía un escenario bastante dramático y surrealistamente crudo de una humanidad asquerosa, mala y repugnante que existe en nuestro mundo. Al final acababa con una batalla excéntrica en un aeropuerto, con un tío mutilado, quemado y echando por tierra lo que fue un ejercicio fabuloso de reflexión y pelos de punta. Rockstar estuvo cerca de lograrlo, pero nos olvidamos de lo que mostró a los pocos segundos de volver a la acción en tierras brasileñas. ¿Cuánta gente ha tratado ese asunto tras acabarlo? Pocos, prácticamente nadie, y eso es una lástima.

 

De hecho, no sé quién tiene la culpa aquí, si los usuarios, las empresas, los medios o el propio dinero que edifica la industria. Luego tenemos casos como la hipotética de violación de Lara que nunca se produjo o la trivialización de grupos terroristas en Counter Strike GO (de hecho, con ETA entre las seleccionables). Sería remover el pasado, pero aquí no se trata de que ofenda el hecho de que haya una violación o se use a ETA en un videojuego, lo que ofende es cómo se usa y con qué fin. Parece que en nuestro medio solo se acude a la realidad más seria para trivializarla y eso no nos beneficia en absoluto. Yager no lo hizo, y pensé, y quiero creer, que saben que el siguiente paso es ir más allá de ese punto. Seguro que lo acabarán haciendo, pero la culpa de que no acometan con un nuevo round no es suya, es de un mercado que no le ha apoyado como muchos creen.

 

Juárez en los medios

 

Nos inquieta hablar de esos asuntos, nos come vivos enfrentarnos a algo que vaya más allá de lo caricaturesco, lo futurístico y lo, en definitiva, alejado de la realidad. Es una lástima que con el potencial que tiene el medio no seamos capaces de aportar una visión realista, dramática y cercana, (podríamos hacerlo) de conflictos y elementos como el de la droga en México. Y ya nos suena a broma la imagen de encontrarnos con un juego de disparos, con todo lo que ello conlleva, en un asunto tan terriblemente serio, pero es que otros medios llevan metiéndose hasta el tuétano de esas realidades, y nosotros, sin que sea una obligación, podríamos estar ofreciendo una visión jugable, seria y cruda de lo que se está viviendo en muchos parajes del mundo.

 

Y al final, cuando pienso en ese mundo perverso, corrupto y asqueroso, pienso que quizás somos una masa de gente ignorante que nos importa poco lo que hay más allá de las aventuras que nos gustan. Pero quiero confiar que no somos los culpables. Cuando alguien se atreve a hacer algo sobre ello, sin añadirle los clichés de siempre y ese vocabulario que, pienso, tanto daño hace a esos intentos de creación de realidad y situaciones acaba viniéndose abajo. ¿Cómo podríamos hablar de las víctimas de la droga en México sin nombrar la palabra “juego” y sin que parezca que estamos trivializando sobre ello? ¿Por qué un fotoperiodista puede hacer fotos, un director de cine puede filmar pero nosotros, de una forma mediática, estamos vetados?

 

Otros medios pueden tratar ese asunto por y para su público sin que se inmiscuya nadie, pero en el caso del videojuego, parece, que no podemos cruzar esa fina línea moral sin que gente ajena a la industria nos acabe atizando por ello sin motivo aparente. ¿Son los propios cimientos de la industria los que nos han impedido crear el Apocalypse Now de nuestro medio? ¿Seremos capaces de crear una obra que pueda moverse libremente en la realidad social que nos envuelve sin llevarnos a la vergüenza? ¿Quién o qué está impidiendo ese crecimiento que se ha dado en otros medios pero que en el nuestro no parece germinar?

 

Juárez en los videojuegos

 

Pienso que deberíamos olvidarnos de contemplar esos juegos en plataformas comerciales normales dadas las circunstancias y visto lo difícil que es acceder al éxito, también pienso que es una batalla en la que no debemos dar nuestro brazo a torcer. Si hay gente que cree en el videojuego como algo más que una mera forma de disfrutar de un estímulo jugable y si pensamos en ello como una forma de comunicar tan lícita y válida como cualquier otro medio de difusión. Quizás, si no los proponemos, seamos hasta mejores que esos medios tradicionales. Al menos en puntos en los que ellos no pueden llegar y que nosotros sí. Estamos desaprovechados.

 

Pero para ello hay que desembarazarse de los problemas comerciales de un videojuego, y pensar que en el mundo real las mutilaciones, las violaciones, los asesinatos y los crímenes no son asuntos por los que hay que buscar venganza o por los que debemos crear una masacre igual o peor: mientras Max se horrorice de lo que acontece en los áticos de ese hospital de Río pero él acabe con la vida de cincuenta brasileños por cada sesión de juego.


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