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No echo de menos la primera persona en Splatoon

Ni las pistolas sin tinta
Por Kysucuac

Después de mucho meditarlo, finalmente me hice con una Wii U y el pack de Mario Kart + Splatoon. Sobre esta decisión  ya os hablaré más adelante, cuando lleve más tiempo con la consola en mis manos. No porque no haya jugado a Wii U en todos estos años de vida y éste haya sido mi primer y único contacto con ella (que mis vicios ya me los pegué antes de que fuera mía, vamos) sino porque creo que se puede hablar de ella de otra manera cuando forma parte de tu propiedad. De modo que en esta ocasión voy a centrarme única y exclusivamente en el juego, de los dos del pack, que está absorbiendo mis escasos ratitos de tiempo libre: Splatoon.

 

Que Splatoon es un juegazo ya lo sabía desde hace mucho, pero esto es como todo. Las cosas se ven diferentes cuando son tuyas, y éste es un caso claro. Cuando el juego ya es tuyo, cuando no estás de forma casual en casa de alguien, te fijas mucho más en los detalles. Y los detalles de Splatoon son muchos, por supuesto. De hecho, creo que lo añadiré a mi pequeña colección de “Mis primeros pasos en” (conformada por Dota 2, League of Legends, Heroes of the Storm y Smite) como una guía muy especial, ya que será de novata a novatos. Muy romántico todo. Ya veremos qué hacemos al final, porque hay muchas cosas que decir. Peeero centrémonos en lo que importa: hay un “pequeño” detalle en Splatoon que lo hace muy especial.

 

En realidad ese detalle no es tan pequeño – de ahí las comillas,  claro – ni es tan detalle, ya que, normalmente, es algo indispensable en este tipo de juegos. Porque os habéis dado cuenta de que Splatoon es un shooter, ¿verdad? Algunos no se lo toman tan así por una razón muy sencilla: se trata de un shooter sin la primera persona. ¿Veis como no era tan pequeño el detalle? La primera persona es la esencia de los juegos de este género, ya que te permite una mayor precisión a la hora de disparar y te ayuda a meterte más en el juego, te convierte en el verdadero protagonista.

 

No obstante, la primera persona tiene muchas desventajas, sobre todo para los más novatos. La principal falta de este tipo de cámara es eldesconocimiento total de lo que pasa a tu alrededor. Sí, puedes ver todo lo que tienes delante con total precisión, pero cuando se trata de que un enemigo te ataque por la espalda, estás muy vendidito.  Hay que estar muy pendiente de todo lo que ocurre si no queremos que nos den por detrás (no me sean malpensados), aunque, una vez te acostumbras a este tipo de visión, la cosa va como la seda.

 

Yo, a pesar de estar ya más que curtida en shooters y títulos que, por lo general, han hecho uso de la primera persona, no la echo de menos en Splatoon. Ver a tu personaje moverse, disparar y aplastar enemigos con el rodillo de carbono es una delicia visual. Se disfruta muchísimo más el juego con este tipo de visión en tercera persona, y el uso del Gamepad se vuelve más que eficiente a la hora de solucionar los pequeños ”defectos” que un shooter no-en-primera-persona puede poseer.

 

Que sí, que también tiene sus desventajas. Especialmente para aquellos que lo de tener un mando tan raro no les resulte muy cómodo. Sobre todo a la hora de tener que moverse uno mismo para mirar a su alrededor. No, Splatoon no está hecho para jugadores de sofá, sino para aquellos que buscan algo nuevo en el género. Ya lleva en el mercado casi un año y se ha asentado como un eSport en potenciay como un juego online divertidísimo. Y nadie ha echado en falta esa primera persona. Ni siquiera los propios creadores del título, que ya en su tiempo afirmaron ser fans de este modo de cámara.

 

Esto abre un nuevo mundo ante nosotros. ¿Es necesaria la primera persona en el género del shooter? ¿Podemos comenzar a prescindir de ella? Hombre, tanto como prescindir… simplemente, encontraremos títulos que podrán vivir perfectamente sin ella, como en el caso de Splatoon, y no dejarán de ser un shooter perfecto para cualquier amante del género. Y para los que tienen su primer contacto, mejor todavía. Y ahora, si me disculpáis, los calamares me esperan. 


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