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Niños y videojuegos: ¿Se están perdiendo algo las grandes compañías?

PC y móviles parecen haber aprendido rápido.
Por Rafa del Río

El otro día hablaba de Play Tales en la sección para móviles e iniciaba el análisis con un hecho real: La semana pasada tuvimos una reunión con la que será la primera profe en la entrada de mi hija en el fastuoso mundo de la escolarización pública. Después de muchos jijis y jajas, muchos ¿qué tal se porta? y algún que otro ¿le tiene miedo a algo? la seño me soltó a traición una pregunta que me puso los pelos de punta:

 

¿Juega la niña a videojuegos?

Se me hizo un nudo en la garganta, me entraron los sudores fríos y, dispuesto a desatar sobre mi cabeza los siete infiernos y ver caer sobre mí a Dante, Hades, el demonio de los ojos amarillos ese de Supernatural e incluso al Pozí, respondí con la verdad. Mi hija juega a videojuegos en dispositivos móviles, comparte partida conmigo en los Lego y a veces es simple espectadora de esos pocos títulos en los que puedo limitar la violencia en pantalla. La profesora, como ya dije, no sólo no llamó a asuntos sociales ni me prendió fuego, sino que asintió con una sonrisa. Estupendo, porque resulta que en clase juegan con un ordenador y con una tablet, y el año anterior un padre puso pegas a eso. Terminaron  cambiando el plan de estudios a riesgo de que una turba tumultuosa y enardecida tomara por la fuerza el patio del colegio con antorchas, hoces y iPhones, que para algo estamos en el siglo XXI.

 

¿Niños jugando? Naaa... Niños corriendo al Game a por su 3DS.

 

Huelga decir que la conversación se relajó, y mucho, y gracias a la profesora supimos que a día de hoy las aplicaciones infantiles se consideran por los educadores infantiles como una fuente de bondades con las que ayudar a los chiquillos a aprender jugando cosas tan interesantes como literatura, música, anatomía y geografía, a la vez que aprenden cómo enfrentarse a momentos tan complicados como 'la primera caca sin pañales' o '¡viene un hermanito!'.

 

El mini-público olvidado

Llevamos una semana intensa, un mes duro y un trimestre que 'pa qué' con una hipersensibilidad absoluta en lo que respecta a clanes, grupos, afiliaciones y castas sociales. El mundo arcoiris se la lió a Bioware y a Tomodachi, el lado más oscuro del feminismo cargó las tintas de nuevo y, mientras tanto, en mundogamers, seleccionamos los blancos un poquito al azar para ponerle las pilas a la industria deseando que Phil Fish o Molyneaux digan algo para soltarles una colleja

 

Todos queremos ver representadas nuestras aspiriaciones y filias en los videojuegos, y mientras nos quejamos de la falta de representación que tienen éste o aquél grupo hemos olvidado, quizá, el grupo que nos engloba a todos. El grupo del que luego surgirán los heteros, los gays, las lesbianas, los peluche-fuckers y los machistas, las feministas, los abolicionistas y aquellos a lo que lo único a lo que aspiramos es a que nos dejen en paz.

 

Este grupo universal es, obviamente, los niños

Tenía un tochotexto ya escrito hablando de cómo la sociedad no pone pegas generalmente a todo esto de las apps infantiles y me he dado cuenta de que, copón, la industria es muy desigual a este aspecto. Así que nada, me lo he ventilado de un plumazo y he vuelto a empezar de cero. Porque mientras los dispositivos móviles están llenos hasta cansar de fantásticos juegos para los chiquillos, mientras por internet se pueden encontrar páginas y más páginas de aplicaciones y experiencias interactivas para críos con las que jugar en tu PC, las grandes compañías consoleras parecen no tener intención de darle cabida a este tipo de productos

 

Cuidado, Moe, ¡pensar demasiado en los niños es ilegal!

 

Oh, sí, tenemos Little Big Planet, los Kinectimals, InviZimals, Skylanders, Disney Infinity, The Walking Dead... Bueno, el último no, pero gracietas aparte estos juegos tienen poco o nada que ver con las aplicaciones que mencionaba al principio. Mientras en tablet, móviles y PCs aplicaciones como Dr. Panda, Pepi Play o Play Tales nos ayudan a estimular a nuestros hijos, los juegos de consola en lo único en lo que ayudan es a tener tranquilo al niño sentado en el sillón sin dar el coñazo. Hasta que se levanta y trata de repetir lo visto en la pantalla en el mundo real, claro, momento en el que te acuerdas de Sony, Microsoft, Nintendo y la madre que los parió a todos.

 

Wake up, the babies are cute (y sus papis palman pasta)

Ojo, no digo que esté en contra de los juegos semi-infantiles de consola grande, que anda que no me río jugando con la peque al Lego, pero sí que me extraña que todo ese rollo de las Apps infantiles haya llegado a las smart Tvs y no a las consolas propiamente dichas. Imagino que es una cuestión de target, algo tan sencillo como que los mandos de PS4, ONE y WiiU no están especialmente configurados para los chiquilos, por no hablar de que difícilmente un padre se va a gastar 400 pavos para que su hijo juege con Pocoyó (aunque no veo por qué, muchos nos gastamos 400-500 pavos para jugar a Don't Starve). Y sin embargo...

 

...Sin embargo hay un error de fondo en todo este planteamiento, que ha olvidado el rostro de su padre o, si lo preferís, su concepción original como fuente de entretenimiento familiar. WiiU lo ha intentado, su predecesora lo consiguió, y por ahí hay juegos que intentan convertirse en la estrella de la noche en familia con pulsadores, controles por movimiento, cámaras y musiquita de tambores. Mola, pero no es necesario tanto paripé para disfrutar un rato de tu pareja, los niños y la mascota, ya puestos. Ahora que está de moda exigirle a la industria que se adapte a los más oscuros deseos de cualquier tonto con blog o con una webcam y una cuenta en youtube, yo voy a escribirle una carta a ese Papa Noel metafórico -y metafísico- que es 'el mercado':

 

¡Somos niños modelitos y aprobamos el contenido de esta carta!

 

'Estimado mercado de los videojuegos, quillo, tron, déjate de pamplinas y piensa un poco en los niños, que te va a venir bien. Estruja a tus indies para que dejen de intentar hacérnosolo pasar mal con títulos insufribles -que nos lo hacen pasar mal, pero no por los movtivos correctos. Tú déjales caer que éste público tiene mucha pasta por soltar. Me sé de 22 latas que se van a poner a ello ipso-facto.

No hace falta que sean juegos para niños, ni que eduquen muchísimo a golpe de tedio. Incluso aunque sean los padres los que sostengan el mando, estoy seguro de que será sencillo encontrar la forma de convertir estos juegos en un contenido familiar disfrutable por todos, que nunca está de más recordar que vuestro público ha cambiado.  

Gracias por todo, arded en el infierno si no me hacéis caso,

Rafa'

 

¡Nos leemos! 


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