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Newell habla de "dictadura" en Steam

Habla el jefe
Por Toni Piedrabuena

Gabe Newell, presidente de Valve, estuvo la semana pasada en Austin dando una charla en la Universidad de Texas a la que llamó 'Productividad, economía, instituciones políticas y corporaciones futuras: los reflejos de un creador de videojuegos'. Allí habló de temas muy interesantes y fue muy franco a la hora de tratar algunos temeas interesantes de Steam y tratarlo en clave de pasado, presente y futuro.

 

La charla comenzó hablando de sus inicios en la industria, trabajando en Microsoft y recordando un dato muy ilustrativo del negocio a principios de los noventa: 'Windows era el segundo software más vendido del momento, ¿sabéis cuál era el primero? [silencio en la sala] Doom, era Doom'. La importancia de su figura en hacer accesible desde el sistema operativo el uso de videojuegos para Windows 95 fue clave, y cambió para siempre su carrera profesional. El resto de la historia ya lo conocéis: llegó Valve y boom.

 

Una de las revelaciones interesantes habla de la sensación que tiene al pensar que ha converitdo Steam en un 'cuello de botella' para el nuevo contenido. Esa dificultad que tienen a la hora de 'girar la manivela' y darles el visto bueno acaba creando 'una escasez artificial de espacio en las estanterías virtuales'. ¿Debería convertirse Steam en una API? La clave, según Newell, está en los consumidores, ya que 'no somos nosotros los que debemos tomar la decisión sobre lo que debe o no debe ser y qué tiene y qué no tiene que estar disponible en Steam'. Si al usuario le apeteciese usar Steam como sistema de distribución, 'ahí estamos, y los clientes que tengamos acaban teniendo decisiones sobres las cosas que salen y acaban saliendo adelante. Steam dejaría de ser un sistema encorsetado y pasaría a ser una API en la red'.

 

greenlight

 

También tuvo tiempo de  hablar de GreenLight, el sistema instaurado en el servicio para dar luz verde a las nuevas adquisiciones por parte de los usuarios y 'no' por parte de la propia Steam. Las intenciones eran buenas: los jugadores escogen el contenido que quieren ver y hacen de esa decisión un proceso democrático, ¿resultado final? 'Tenemos dentro de Steam una dictadura'. Según Newell, 'debemos dejar de pensar en ser un dictador y avanzar hacia formas de ocio más participativas (…) Greenlight es un mal ejemplo de proceso electoral, y llegamos a esa conclusión de forma rápida, ya que el sistema convertía a la elección en un cuello de botella que impedía a la gente tomar decisiones'.

 

Sobre la tienda, Newell cree es muy 'aburrida', y que el fenómeno tienda podría convertirse a lo largo del tiempo en una experiencia individual en la que convertir, usar y compartirlas de forma individual entre jugadores, o lo que es lo mismo, que la tienda sea, de alguna forma, individual para cada usuario y dejar de lado la experiencia global que supone 'una aburrida lista de características sobre el juego que nos apetece comprar'. Con un sistema así, hasta 'otras compañías podrían sacar resultados ventajosos, pero eso no alejaría la posibilidad a usuarios de crear sus propios espacios, añadiendo un punto de vista editorial y personal'.

 

El debate está en la mesa. Creo que los juegos que acceden a GreenLight están varias divisiones por debajo del poder adquisitivo de las grandes ligas de la industria, y basta con la aparición de un nombre rimbombante o una persona querida por el medio para que acabe importando más el poder mediático que la propia calidad del videojuego. ¿Es justo? Yo no lo creo, y sé de buena tinta que nos estamos perdiendo buenas obras desarrolladas por gente humilde y con ilusión que merecen estar ahí arriba y que no lo logran por no saber venderse.

 

Estamos de acuerdo que el desarrollador debería saber vender su juego, ¿pero cómo exigirle a un novel con talento que abandone sus herramientas de programación para meterse en una batalla estéril en foros y redes sociales? ¿Les beneficia a esos noveles el convertirse en auténticos pamplinas por no saber venderse en las redes sin ser un auténtico pelma? ¿Quién gana en GreenLight? ¿Los buenos o los pesados? ¿Los ricos o los pobres? ¿Los anónimos o los famosos? No es que lo diga yo, es que si lo piensa Newell, y algo tendrá que cambiar.


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