Microsoft demuestra que sabe escuchar

“Escuchar es la auténtica clave para nosotros”. Esta es la frase con la que Matt Booty, manager general (GM) de Microsoft, abre una entrevista con GamesIndustry International. No es la primera ni será la última vez que una compañía o institución asegure escuchar a la gente, pero en el caso de Microsoft hay mucha verdad en esta afirmación. Microsoft escucha, quizá no a todas las peticiones, quizá no siempre, pero escucha y se adapta. Una de las tres grandes casas de los videojuegos, el titán multinacional dueño de Windows, tiene oídos y durante el último año ha demostrado que los utiliza.

 

Xbox One es el claro ejemplo de este brusco cambio de filosofía. Cuando se anunció la consola el año pasado fue recibida de mala manera casi de forma unánime. Eran pocos los que apoyaban o expresaban su apoyo a la consola: “¿Cómo se atreven a poner DRM?” “¿Por qué fuerzan la conexión a internet si no todo el mundo puede permitírselo?” Y tras el E3 de 2013, todo eso cambió. La consola es libre y tiene segunda mano; se puede jugar tanto en la ciudad como en el pueblo y, si consigues electricidad en el Himalaya, podrás echarte unas partidas a Killer Instinct porque no necesita internet para funcionar.

 

Pero aún quedaba otro cabo sin atar. Kinect, ese dispositivo que tanto prometía y tan poco ofreció. Muchos seguimos esperando a que algún juego logre demostrar por qué merece la pena y, al menos en mi caso, tengo la mira puesta en D4. Sin embargo, para la mayoría esto sólo supone que la consola cuesta 100 euros más y que, siempre que alguien dice “Xbox” puede salir algo mal. Sin ir más lejos, hace poco un anuncio promocional con Aaron Paul causó que muchas consolas se encendiesen o capturasen por culpa de los comandos del actor, algo que ya había ocurrido en el streaming oficial durante la presentación de Xbox One. Ahora la consola ya no tiene Kinect si tú no lo quieres. Ese dispositivo que habían vendido como una característica imprescindible y que era necesario para la experiencia plena de la consola ya no está.

 

Pero nunca podemos estar satisfechos. Los usuarios de PlayStation Plus recibimos juegos cada mes ¿y qué les pasa a los de Xbox? Ahora Xbox Live Gold también regala juegos ¿Y los indies? El año pasado Microsoft planteó una política agresiva y poco atractiva para la comunidad independiente y Sony acabó captando la atención de la mayoría. Aprendida la lección, este mismo año Xbox ha anunciado varios juegos independientes para su plataforma de nueva generación.

 

 

Hay muchas formas de ver esto. La primera y más evidente es que Microsoft está imitando a Sony. Cierto: si se presta atención a sendas conferencias se verá que ha copiado algunas formas de la compañía nipona y además varios de los cambios en sus políticas consisten en ofrecer una experiencia más parecida a la que da PlayStation 4. Pero yo en este caso veo a una compañía prácticamente sometida a su público.

 

Microsoft ha conocido el miedo a ver su consola caer en picado: esas amenazas de no comprar Xbox One eran genuinas. Si hubiera seguido con sus planes de llevar adelante el DRM o el internet forzado, no habría llegado muy lejos y Sony se la habría comido con patatas. Los de Redmond han descubierto que, aunque el cliente no tenga siempre la razón, hay que adaptarse a él y no al revés. Xbox One iba a ser una consola que nos pondría al servicio de los deseos de Microsoft, pero ha pasado lo contrario: las constantes actualizaciones, la cercanía de la compañía a la hora de promocionarla y sus cambios de políticas muestran que son ellos los que están al servicio del público.

 

Por supuesto no quiero decir que de pronto se hayan convertido en unos santos y debamos amarles, abrazarles y compartir un delicioso plato de tubbynatillas: Microsoft sigue siendo una compañía multinacional cuyo principal interés es ganar dinero. Pero la dinámica de Xbox durante estos últimos meses es una muestra de que algo ha hecho “click” en la mente de un directivo; hay muchas formas de ganar millones, y una de ellas es escuchando al público.

 

Esto supone también otra prueba de que la comunidad puede dar una lección a las compañías. El cambio de política de Electronic Arts y su anuncio de Mirror’s Edge 2 o Battlefront implica los evidentes tintes de conservadurismo, pero también son una muestra de que nos escuchan. Sin que en ningún momento esto vaya a acabar con todos los problemas del medio, lo que vienen a demostrar estos cambios es que la comunidad tiene un altavoz que sabe hacerse oír. Sigue hablando a compañías multinacionales con todo lo que ello implica, pero al menos podemos influir en el cambio.

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