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Metro Last Light: maravillas de una gran ambientación

Pasión virtual
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que las cosas que busco en un videojuego no siempre suelen ir de la mano. Por un lado, trato de encontrar inmediatez en términos de jugabilidad, divertirme con un concepto que proporcione entretenimiento rápidamente, sin aspavientos artificiales. Y por otro, busco sensaciones, el sentir emociones fuertes en términos de intensidad, historia y ambientación. Es, como aquel que dice, un corazón dividido entre dos amores absolutamente opuestos.

 

Bien en cierto que a veces esos parámetros coinciden y se funden en un solo cuerpo, como bueno es el caso de Bioshock Infinite. Al preciosista diseño de Columbia, a la que le ata un desarrollo argumental a todas luces apasionante, se le une un factor lúdico que apenas hace fisuras en su mecánica, otorgando una playability absolutamente instantánea. En sí es un detalle que algunos hemos criticado, pareciéndose por momentos más a un bonito Quake que al rocoso Bioshock original... pero qué demonios, enfrentarse a la dureza de Big Daddy y compañía quizás hoy no resulte tan atractivo como antaño.

 

Bioshock Catch

El jefazo de Frictional Games comentaba en su blog que Infinite le había recordado al clásico Smash TV...

 

De todas maneras, un título como ese primer Bioshock era muy capaz de cautivar a base de abrumar nuestros sentidos, de enamorar con esa Rapture tan exuberante. El poco ágil combate con los splicers tampoco era tan penoso como se quiere hacer ver en la actualidad, y su impecable trasfondo y el titánico trabajo artístico son muy capaces de mantener la vitola de clásico en Bioshock por mucho que pasen los años. Es algo muy similar a lo que en su momento le ocurría a Resident Evil, si bien su maravillosa ambientación no puede tapar un control poco intuitivo y de lo más ortopédico.

 

Quizás en un sentido más similar al de Bioshock partía la conceptualización de Metro 2033. No quiero decir con esto que el juego basado en la obra literaria de Dmitry Glukhovsky se inspirara en el estilo de la ya clásica obra de Irrational, sino que su potentísimo apartado artístico y la conseguida ambientación hacían casi más que la propia metodología lúdica del concepto jugable. De este modo, el equipo de 4A Games redondeó con estilo situaciones teóricamente anodinas como el andar entre las gentes, el contemplar a tus compatriotas. Esos paseos subterráneos, sucios y tan llenos de vida se marcaron a fuego en mi cabeza... y fuera como fuera, a pesar de ese gunplay tan peculiar, Metro 2033 se quedaba conmigo.

 

METRO LL

 

Según nos cuenta nuestro gran Álvaro Ondina, su secuela sigue los mismos pasos, por lo que se juegue mejor o peor, Metro: Last Light pronto lucirá palmito en mis estanterías. Tal vez después le toque el turno a algo más liviano... para compensar.


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