Mega Drive Mini cumple en ser una máquina cuqui. El acabado de la consola está bien conseguido, es fiel y la sensación al agarrar uno de los dos mandos que incorpora es fiel. Una de las cosas más agradables de las consolas minis de Nintendo se mantiene aquí: podemos olvidarnos de la tremenda petaca que había que conectar a la red eléctrica para jugar. Megadrive mini se alimenta con una conexión USB a la tele y emite su señal mediante un cable HDMI.
Eso es algo que se nota en la Mega Drive Mini con respecto a la original: la pérdida de peso y de incomodidad con respecto a la máquina original. Esta versión es ligera y eso es mejor, claro, pero ha resultado extraño y antinostálgico manipular una Mega Drive sin liarla en casa. Los que hayáis tenido la primera Mega Drive en casa, sabéis a lo que me refiero.
Los detalles de la consola, el tacto de los botones y de los mandos es fabuloso. La verdad es que una pieza de hardware ideal para poner en una estantería y presumir de ella cuando te hayas cansado de jugar. Que incorpore dos mandos es de 10, pero hay un problema: no son los mandos de 6 botones. El inconveniente con los mandos de tres es que son la cosa más antiergonómica que existe, lo que se solucionaba con estos. Además, eran más pequeños y le hacían justicia a Street Fighter II': Special Champion Edition. Es una lástima que un mando no haya sido el de 3 y el otro el de 6, la verdad. Y habría sido un acierto, de nuevo, por la nostalgia. Era bastante frecuente ir a casa de gente con Mega Drive y encontrar que el segundo mando siempre era el de 6 botones; no había dinero para dos.
De entre las opciones que añade Mega Drive Mini por software para disfrutar de sus 42 títulos destaca la posibilidad de adaptar el tamaño de la pantalla de juego al monitor que tengamos y a poder guardar y cargar la partida de cada juego, de forma que podamos retomarla cuando queramos.
El catálogo es solvente, pero hay unas ausencias que no tienen explicación; es decir, seguro que hay temas de licencias y derechos por detrás, claro, pero que no esté aquí Soleil, Sonic 3, Rocket Knight o Shining Force 2 duele. Tampoco está el primer Streets of Rage, que aunque sí es cierto que en opciones y apartado gráfico es superado por su secuela, es un hito de nuestra historia por el formidable trabajo de Yuzo Koshiro en la BSO y la construcción del viaje de sus héroes por una noche oscura que acaba en un amanecer.
Falta también la secuela de Ecco the Dolphin y el primer Shinobi, entre tantos y tantos juegos. Podría seguir citando dolorosas ausencias durante todo el día. Este es el gran problema de las consolas mini y que también está en Megadrive Mini. Siempre faltarán juegos que festejen nuestras nostalgias particulares o que sirvan para el estudio del medio. Se quedan a caballo entre ambos mundos sin conciliarlos y sin complacerlos.
La emulación de los videojuegos que sí tiene en su barriga es perfecta. Es fluida, colorida y puro Mega Drive. El acceso a cada juego es a través de un cómodo menú con las carátulas de cada título. He disfrutado mucho jugando a Shinobi III y al oscuro Kid Chameleon, recordando lo malísimo que es Eternal Champions, lo adorable que era el Mickey de 16 bits y constatando la falta que hace en nuestros días esta Treasure. En total son:
Sonic The Hedgehog
Ecco the Dolphin
Castlevania: The New Generation
Space Harrier 2
Shining Force
Dr. Robotnik's Mean Machine
Toe Jam & Earl
Comix Zone
Altered Beast
Gunstar Heroes
Castle of Ilusion
World of Illusion
Thunder Force III
Super Fantasy Zone
Shinobi III
Streets of Rage 2
Earthworm Jim
Sonic The Hedgehog 2
Contra: Hard Corps
Landstalker
Golden Axe
The Story of Thor (en español)
Ghouls & Ghosts
Megaman: The Wily Wars
Alex Kidd in the Enchanted Castle
Phantasy Star IV
Street Fighter II: Special Championship Edition
Sonic Spinball
Vectorman
Wonder Boy in Monster World
Light Crusader
Strider
Dynamite Headdy
Columns
Eternal Champions
Road Rash II
Kid Chameleon
Monster World IV
Alisia Dragoon
Virtua Fighter 2
Darius
Tetris
En definitiva, Mega Drive Mini es una buena consola mini con los problemas que tienen todas las demás: hay carencias en la selección de sus juegos. Además, no tener el mando de 6 botones le pesa. En su recreación, la consolita es preciosa y también sus mandos, que siguen siendo tan incómodos como entonces. Ochenta euros. Todo depende de si esta selección de títulos fue tu infancia con Mega Drive o no. La mía lo es a medias, porque sin Soleil y sin Streets of Rage mi seguerismo no es tan intenso.