Me da pena dejar de jugar a Destiny
Queda una semana y un día para que Destiny 2 llegue a PS4 y Xbox One. Eso también quiere decir que es el tiempo que presumiblemente nos queda para seguir disfrutando del primer Destiny, porque aunque penséis que no, tres años después, a muchos nos sigue sirviendo como 'juego de cabecera'. Y qué queréis que os diga, me da bastante pena. Siento que voy a experimentar algo similar a cuando terminas un gran libro, o una gran serie o, por qué no, un gran videojuego de gran duración. Ese vacío que se queda en tu pensamiento y del que ya hemos hablado en esta casa en más de una ocasión se verá multiplicado para muchos jugadores ese día.
Son muchas horas y muchas vivencias en Destiny. Son muchos escenarios, misiones, asaltos y combates disputados. Es mucho tiempo invertido en conseguir ser cada vez mejor, aunque muchos no lo hayamos conseguido (mi intención de llegar al nivel 400 de luz antes de la llegada del segundo juego no va a ser posible, aunque estoy muy satisfecho de haber superado por mí mismo los 390 puntos). Hay muchas alegrías, cabreos y repeticiones. Parece mentira, pero he recorrido los mismos escenarios y misiones durante muchos meses, y eso que reconozco haber pasado bastantes períodos de inactividad en el juego durante estos años.
A pesar de ello, tengo muchas ganas de Destiny 2, por supuesto. Sobre todo, espero con ansias poder quitarme la espina que siempre ha quedado clavada en mi piel con la primera entrega, al no ser capaz de realizar todas las incursiones ni todos los contenidos por verme obligado a tener otros cinco compañeros dispuestos a pasar bastantes horas seguidas delante de la consola. El matchmaking solucionará este problema en la segunda entrega, y esta vez quiero conseguir superar absolutamente todos los contenidos que incluya la secuela.
Sigo teniendo ese miedo en el cuerpo del que ya os hablé hace unas semanas. Tengo miedo de dejar atrás Destiny por todo lo vivido junto a él, pero también me dan escalofríos cuando pienso en que existe la posibilidad de que vuelva a él porque, por ejemplo, Destiny 2 se quede muy corto de contenidos al principio y mis ansias de seguir avanzando puedan con ello. Espero que no, pero estoy seguro de que los guardianes más habituales piensan lo mismo que yo y sienten los mismos temores.
El día 6 de septiembre, para muchos, será el momento de decir adiós a Destiny. Tendremos que dar un paso adelante en esta gran aventura, a sabiendas de que todas esas horas invertidas en el juego y todo el progreso logrado no servirá de nada en Destiny 2. Han sido unos buenos años, pero toca mirar hacia delante, dejar lo viejo atrás y saludar a lo que venga. Esperemos que esté a la altura.
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