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Mass Effect Andromeda y la importancia de sus primeras horas

Ausencia de ritmo relativa
Por Julián Plaza

Mis primeras horas en el Mass Effect original fueron duras. Creo que es algo que os podrá corroborar cualquier fan de la trilogía de Shepard o cualquier persona que haya terminado enganchada a un Dragon Age o a Star Wars: The Old Republic, y es que BioWare no suele ser el estudio que nos viene a la cabeza cuando hablamos de videojuegos que te mantienen enganchados a la pantalla desde sus minutos iniciales.

 

Mass Effect Andromeda, entre muchos de los defectos que se le han achacado -y que tiene, no lo voy a negar-, ha recibido opiniones negativas en lo que a su arranque se refiere. Lento, irregular o sin carisma son algunos de los adjetivos que puedes encontrar leyendo los distintos análisis del juego; no es mi intención venir a decir que esos profesionales se equivocan, pero sí creo que sería justo mencionar que es algo relativo y que también estamos ante un caso de fuerza mayor. Me explico.


Garrus

Ay, la nostalgia

 

Hay escollos insalvables que hacen que Andromeda se sienta así. Para empezar, la bajada de tensión ante un cuarto videojuego que deja a un lado todo el elenco de los anteriores y te planta en un nuevo escenario era casi inevitable. Echas de menos a Liara, Garrus, Legión… y las primeras horas del juego no se centran en estrechar lazos, simplemente porque no es el momento. El cambio de galaxia era necesario si no quieres estar constantemente mirando atrás; eso es algo con lo que le toca lidiar a esta cuarta entrega.

 

Porque para hacer de esta una ‘continuación’ interesante de la historia de la raza humana tras el Primer Contacto, Andrómeda debe ser un lugar recóndito e inexplorado. Tus primeros pasos en el juego se focalizan en hacer que la Iniciativa no sea un fracaso y, por eso, se sustituye la exploración libre y la oportunidad de profundizar con tu crew por el intento desesperado de dar con un lugar en el que vivir, por cimentar la premisa del resto de la aventura. ‘Lo importante es la misión’, vaya. Por otro lado, Mass Effect nunca me ha parecido una franquicia de sesiones largas de juego.


ME

Los Mass Effect siempre han contado con segmentos muy diferenciados

 

Como amante de la ciencia ficción y del contexto que ha ido recreando BioWare en cada entrega, puedo perderme tranquilamente media hora en el Códice leyendo información. ¿Qué tal se llevan los Salarianos y los Krogan en este viaje? ¿Qué ha pasado con la genofagia? ¿En qué punto de la cronología queda todo esto? Por otro lado están las secciones de mission briefing, los entreactos en los que te podías perder por la Normandía durante un par de horas simplemente hablando con la tripulación, ejerciendo el deber de estar al corriente de todo ahora que estás al mando. El ritmo en un Mass Effect es muy relativo.

 

Si buscáis eso en Andromeda os puedo garantizar que sigue ahí, que el mimo por una historia que, no lo olvidemos, se construirá en varias partes se está cimentando poco a poco y que el ritmo lo marca el jugador. ¿En qué lugar quedan los problemas técnicos? En mi partida, que no es representativa de lo que ocurra a nivel global, están ahí y por ahora no manchan la experiencia, pero podrían hacerlo más adelante. Lo mejor que os puedo decir es que es un Mass Effect, con sus pros y con sus contras, aunque quizás de los últimos haya más esta vez. Pero apetece tanto perderse en él como en los anteriores.



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