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Más corazón y menos tecnología

Sentimientos a flor de piel
Por Jaume Esteve Gutiérrez

Parece que Warren Spector se ha convertido en un gurú del medio, más dispuesto a soltar perlas que a revolucionar la industria por sí mismo. La última, criticar la falta de IAs convincentes.

 

No voy a repetir el discurso de Spector porque para ello ya hay un centenar de webs que lo han replicado en sus respectivos portales. Pero me parece más que interesante su denuncia porque apunta a uno de esos temas que me encanta denunciar cuando me enfrento a juegos que me tocan la fibra. Pongámonos, por un momento, en la piel de Spector y entendamos su denuncia. Y, ahora, hagámonos una pregunta: ¿cuántos juegos de la actual generación nos han puesto la piel de gallina? ¿Con cuantos hemos sido capaces de soltar una lagrimilla? Yo los puedo contar con los dedos de una, y sólo una, mano.

 

Es una paradoja que el medio que ofrece más interactividad, que más implica al consumidor a sumergirse en la historia porque le convierte en el protagonista, sea bastante incapaz, a estas alturas, de implicar emocionalmente al jugador. Y lo es, en gran parte, por culpa de la incapacidad que tienen la gran mayoría de estudios de crear personajes que interactuen de manera real con nosotros, que nos lancen desafíos emocionales y que, en definitiva, se relacionen como lo haría cualquier otro ser humano.

 

Max Payne con un révolver

¿Te gustan las pistolitas? Pues Rockstar te las hace al milímetro

 

El reto es mayúsculo, no lo voy a negar, pero aquí es donde entra un punto muy interesante del discurso de Spector: "si gastáramos tanto tiempo perfeccionando IAs como el que gastamos mejorando texturas, lo haríamos mucho mejor". Es escuchar esta frase y venirme a la cabeza una que escuche durante la presentación de Max Payne 3 en la que se nos aseguró que Rockstar había puesto tal cuidado en las armas que, durante el juego, éstas se comportaban por dentro como una de verdad. Que sí, que aunque nosotros no viéramos más que un trozo de metal y una bala expulsada a tropecientos por hora, en el estudio se lo habían currado de tal manera que la reacción completa sucedía dentro del revólver.

 

Es en estos puntos en los que esas palabras de Spector se llenan de sentido. No me considero un loco de la tecnología punta aunque mentiría si digo que no disfruto con los últimos avances del momento. Pero creo que es más que patente el déficit actual en cuanto a emociones que tienen los juegos que salen hoy en día al mercado. Si la próxima generación tiene un reto, ese es reducir la distancia entre ambos frentes y conseguir que el jugador se abra por completo a la experiencia del videojuego.


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