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Más allá de la ludificación: usa Forza para sacarte el carnet

Videojuegos como herramientas
Por Rafa del Río

La ludificación, gamificación si lo preferís, está de moda. El proceso educativo, que consiste llevar las mecánicas típicas del videojuego a la enseñanza para promover el interés en el estudio, está cada vez más popularizado en universidades, escuelas e institutos. El secreto de su éxito y su popularidad es obvio: partir de mecánicas conocidas en el mundo del videojuego y utilizarlas en las aulas y el estudio para motivar a los alumnos y simplificar el proceso de aprendizaje creando una zona común de entendimiento en la que todos juegan y aprenden con las mismas reglas. 

 

Más allá de la gamificación tenemos el uso del videojuego como herramienta, algo que se confunde en ocasiones con este procedimiento educativo y que es, en realidad, lo contrario. Mientras la gamificación lleva las mecánicas del juego a la realidad, el uso del videojuego como herramienta toma el camino opuesto y lleva la realidad al videojuego trascendiendo su función de ocio y dotando a la propia obra de lo necesario para ser una herramienta de práctica, perfección, conocimiento o aprendizaje.

 

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El videojuego como herramienta

Así tenemos claros ejemplos como el famoso caso del modo Discovery de Assassin's Creed Origins, que está siendo usado por profesores de historia e historia del arte para ilustrar sus lecciones del mundo egipcio, el profesor que usaba Minecraft  para animar a sus alumnos a entender las bases de la construcción arquitectónica en la historia, o el uso del videojuego en general como terapia de superación de la frustración como herramienta educativa en la madurez emocional. 

 

Típicos son también el uso del videojuego en terapias de rehabilitación de adicciones, el aprovechamiento de los periféricos de ejercicio en las terapias de rehabilitación física y el uso de los juegos infantiles como herramientas educativas en los primeros años en el aprendizaje de números, letras, formas, idiomas, colores y un largo etcétera. Tampoco podemos obviar el uso de videojuegos y sus factores positivos como la mejora de coordinación, el aumento de rapidez en el tiempo de respuesta, la agilidad mental y otros factores beneficiosos que suelen surgir del proceso de juego siempre y cuando este no supere determinados límites horarios y respete la edad recomendada en sus contenidos. 

 

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Ejemplo: Si no te llamas M.A. Barracus, no hagas esto.

 

Forza Horizon 4 como herramienta de conducción

Habiendo hablado ya varias veces de esto, hoy quería sacar a la palestra Forza Horizon 4 y cómo puede aprovecharse como herramienta de conducción, tanto para los que están enfrentándose a las primeras y temibles clases prácticas, como para los que ya llevamos tiempo dándole gas al coche. Para los primeros, el nuevo juego de Playground Games tiene todo lo necesario para desarrollar las aptitudes necesarias para aprender a conducir, usando el juego como una extensión de las clases de conducir y aprovechando para practicar movimientos complicados de la vida real más allá de su faceta competitiva y de exploración. 

 

Para los que estáis aprendiendo a conducir, la posibilidad de colocar la cámara en la cabina de conducción y ver nuestro campo de visión resumido al salpicadero y parabrisas resulta tremendamente útil para ayudaros a conocer las dimensiones del vehículo y acostumbraros a pensar en 3D. Comprender dónde está cada parte de vuestro coche sirve para evitar fallos clásicos en los exámenes como pisar línea, arrimarse demasiado a uno u otro extremo de la calzada, y quedar demasiado lejos al aparcar en paralelo o marcha atrás. 

 

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No, esto tampoco es buena idea imitarlo en el examen

 

Otro efecto positivo de aprovechar Forza como apoyo a las clases prácticas es que educa a nuestra vista y nuestro cerebro para recibir y decodificar con más rapidez la información que obtenemos en carretera, sirviendo así para entender antes señales, carteles, pasos de peatones, semáforos y demás, como un complemento a lo aprendido durante la conducción práctica. Conducir por Edinburgo respetando límites de velocidad, carriles, señales y pasos de peatones es un ejercicio perfecto que, obviando el tema de la diferencia sentido del carril, puede ser tremendamente útil para los proto-conductores más nerviosos que tienden a quedarse paralizados o perder la vista de la carretera cuando coinciden varios focos de información.

 

Por último, también los conductores veteranos podemos aprovechar Forza para pulir nuestras habilidades, mejorar nuestro tiempo de reacción en prvisión de accidentes, aprovechar para ampliar nuestro campo de visión ante la visión de tunel y entrenarnos para los problemas generados por la conducción continuada a altas velocidades como el estrés, la fatiga, el vértigo y el descenso de concentración por la tensión continua de esta práctica. 

 

Obviamente Forza Horizon 4 no vale como sustituto de una autoescuela ni las clases prácticas impartidas en las mismas, pero sí que sirve de herramienta de apoyo. Y es que si bien desaconsejamos imitar su conducción arcade y alocada en la vida real -es de cajón-, sí que mejora nuestras aptitudes en carretera y demuestra, una vez más, que los videojuegos siguen siendo una herramienta muy útil para aquellas personas que sepan aprovecharla sin caer en el uso indiscriminado y su mal aprovechamiento. 

 

¡Nos leemos!


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