Magic y el negocio de las cartas en videojuegos

Los juegos de cartas coleccionables son un auténtico vicio, y desde que llegaron Magic lo son mucho más. Un fenómeno que en verano cumple veinte años, y es que desde que Richard Gardfield le diera por enfrentar a cinco colores en una guerra mítica son muchos los manás bajados y los dólares que se han agenciado en Wizards of the Coast. Billetes que, por cierto, también han venido por parte de los videojuegos, con mayor y menor éxito dependiendo del experimento, el momento y la plataforma, pero instaurando un modelo que todavía tiene mucho tiempo por delante y que parece confirmado que le queda mucho por caminar.

Dejando de lado algún ejercicio en los noventa y en la década pasada para PC, con la llegada de los Planeswalker a la generación actual comenzó una nueva franquicia que ha venido para quedarse y que está resultando bastante exitosa. A la espera de conocer sus planes de futuro para la nueva generación y expansión a otras lógicas plataformas, no cabe la menor duda de que los usuarios, aunque sea de forma virtual, también disfrutan con las cartas en la red, y que ellos disfruten supone un negocio redondo para las desarrolladoras, que no dudan en sacar partido con ampliaciones y colecciones virtuales para ampliar ingresos, algo con lo que ni se soñaba hace quince años.

Ni qué decir de firmas como Konami y la legendaria franquicia Yu-Gi-Oh, que bien merecería un estudio concienzudo de toda su historia y toda su trayectoria desde sus comienzos y sus pasos por manga, anime y una cantidad prácticamente incontable de videojuegos en plataformas domésticas y portátiles de todas las marcas y colores. Probablemente no se comenzó a oler ahí sobre esa relación tan positiva entre videojuegos y cartas, pero qué duda cabe que fue uno de las piedras que cimentarían una más que obvia relación que aún sigue a día de hoy.

Algo olía Wizards of the Coast en su momento cuando pactó con Nintendo ese juego de cartas basado en su éxito Pokémon, que no se conformó en quedarse con forma de papel que encima saltó a las Game Boy de todo el mundo con cierto éxito. El éxito de las cartas en las oficinas y suelos de Blizzard les ha supuesto sacar su propio juego de cartas basado en World of Warcraft, HearthStone, un juego que no tiene nada que ver con los cartones basados en el MMO, que también gozó en su momento de un más que notable éxito, por cierto.

Ya tenemos cita concertada con la firma de Starcraft en Colonia para probar HearthStone y poder hablar con sus desarrolladores, por lo que será un placer poder esclarecer y contaros directamente qué les pasa por la cabeza a la hora de lanzarse a un territorio así. De hecho, viendo y repasando los contenidos que se ofrecieron en su presentación, se nota clarísimamente que son unos auténticos fanáticos de la materia Magic: saben perfectamente qué quieren los jugadores, qué les gusta y dónde poder sacar negocio de ello. Creo que el juego en tablets, además, puede reportarles grandes beneficios si saben sacar partido a la plataforma.