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Los videojuegos ya no pudren el cerebro

Dying Light: cuando el parkour está justificado
Por Rafa del Río

Hace unos días el periódico digital 20 minutos se hacía eco de una noticia de sucesos acaecida en Estados Unidos: "Un hombre es apuñalado durante una discusión con la Espada Maestra del videojuego Zelda". Dejando a un lado la pésima redacción del titular -en realidad el hombre no estaba discutiendo con la espada, sino con el novio de su exmujer-, la noticia tenía su miga.

 

Resumiendo un poco la cosa -tenéis la noticia aquí-, durante una discusión de pareja, la chica decidió llamar a su exmarido, que se personó en la casa de Eugene Thompson, novio de la mujer. Tras ser increpado, Thompson, que es aficionado al cosplay y un poco friki, cogió una de las espadas de su colección, una réplica de la Espada Maestra de Link, y amenazó al exmarido. Según explica el agresor, la víctima pensó que era un arma de juguete y se lanzó sobre la espada, sufriendo una herida y siendo expulsado del domicilio. Al rato volvió a entrar, y durante el subsiguiente forcejeo fue herido en el pecho y una pierna. Finalmente, el exmarido cogió una maceta y la estrelló en la cabeza de Thompson. Ambos terminaron hospitalizados, y la mujer no sufrió ningún daño.

 

¡Atrás, so rufián!

 

Como afortunadamente nadie fue herido de gravedad, la historia es un poquito de coña. Por un lado tenemos a la chica liándola llamando al exmarido, al friki defendiéndose a base de botón A, botón B, y al exmarido que, recordando los principios de Link en todas sus aventuras, le estrella una maceta en la cabeza al espadachín. Lo que el medio local que recogió la noticia, Click 2 Houston, no deja claro, es si al romperse la maceta salió un corazoncito o una gema de las verdes. para más inri todo sucedió Houston, así que sí, Whitney, tenemos un problema.

 

Coñas aparte, después de leer la noticia esperé un poco de revuelo en los medios. Ya sabéis: Los vidoejuegos se cobran una nueva víctima. Zelda enseña a matar. Nintendo y sus deudas de sangre... Sin embargo nadie se hizo eco de la noticia, ningun periódico -importante- aprovechó el suceso -bastante chorra- para llenarse la boca de sensacionalismo barato. Y entonces me dí cuenta de que el amarillismo ha desaparecido del mundo de los videojuegos.

 

O mejor dicho, ha cambiado

Hubo una época, muchos de vosotros la recordará, en la que cada dos por tres los videojuegos, el rol o el manga saltaban a la palestra para ser acusados de los crímenes más abyectos. Grand Theft Auto las pasó canutas en sus cenitales inicios, en el que incluso los medios especializados de la época se permitían mirar con asco un título que, simplemente, nos acercaba al mundo criminal. Solid Snake nos inició en el mundo de la drogadicción con Metal Gear Solid de Playstation, que acostumbró a millones y millones de niños a consumir diazepam antes de usar un rifle de francotirador. En 1999 Doom fue acusado de la atroz masacre de la escuela secundaria de Columbine, y mejor no recordar Final Fantasy VIII y toda la que se montó alrededor de un asesino que pocos años después paseó su palmito tranquilamente por un programa de televisión. 

 

Esta era la imagen gamer que se vendía hace unos años

 

Pokemon, Call of Duty, ManHunt... La cosa vendía, y el ataque mordaz y sibilino estaba a la orden del día. Pero no todo era cosa de videojuegos: ¿Que aparecía un cementerio profanado? Los jugadores de Vampiro la Mascarada. ¿Qué algún sátiro le hacía una cosa fea a una chica? Sobredosis de manga. ¿Que un chico se caía de una ventana? Culpa de Superman. ¿Cuántos de vosotros creció con la leyenda urbana del niño que se comió un ratón por culpa de ver V? Y sin embargo, tras varios debates, la deprimente aparición de algunas plataformas contra la violencia en los videojuegos y todas esas movidas de quema tu pistola y te regalo un balón, el tema fue perdiendo efervescencia.

 

Me gustaría decir que eran otros tiempos, que los medios de prensa actules han aprendido al fin de sus errores y han dejado de vender noticias para informar, de forma fidedigna, de los acontecimientos que suceden en el mundo, pero no hay más que poner la tele para ver que esto es una utopía, tal y como os decía en el artículo de hace unas horas. Entonces... 

 

¿Y ahora de qué hablamos?

 

¿Qué motivó el cambio?

Sin duda fueron varios factores los que propiciaron el paso adelante que anteriormente ya habían dado la música, el cine y la literatura. Antecedentes de nuestra historia nos hablan de quemas de libros por parte de la religión y los movimientos idearios, así como de la prohibición de emisión de determinadas películas y obras de teatro que se consideraban contrarias a la forma de pensar del momento. La música tuvo sus más y sus menos al principio del rock'n'roll, e incluso ya bien avanzada la segunda mitad del siglo XX había recortes y capones para grupos como Franky Goes to Hollywood, Prince, o el más actual Enrique Iglesias

 

El mundo del videojuego no iba a ser menos, y tras esa época de caza de brujas, la aparición del PEGI en nuestro continente, el aumento de edad del público ususario y el desembolso de grandes sumas de dinero en campañas publicitarias fueron cambiando poco a poco la mentalidad de los medios. La prensa pasó de criticar un juego por su alto contenido violento que llevaba a la infancia a cometer delitos, a hablar de las ventas de su secuela a bombo y platillo. Se transformó la denuncia en anuncio porque, al final, como ya sabemos, lo que lo mueve todo es el vil metal.

 

Y vivieron felices y comieron perdices...

 

Pero el amarillismo continúa

Lo que pasa es que ha cambiado. En España parece que los ánimos están más tranquilos a éste respecto -y lo digo claro, España, porque si echáis un vistazo a otros rincones del mundo parece que la guerra entre las ligas de la moral iluminati y los videojuegos sigue estando a la orden del día-, pero que se haya abandonado éste debate ya manido no significa el fin del sensacionalismo. Hace un par de semanas las páginas de la prensa especializada se llenaban con las filtraciones del extrabajador de un conocido estudio de desarrollo español que ponía a parir al jefe. Poco después el mismo jefe se puso a soltar genialidades acerca de su labor como inspirador de uno de los juegos mejor valorados del año. 

 

Don Matrick y su monólogo humorístico: "Si no tienes internet, te quedas con 360".

 

Don Matrick, Yosuke Hayashi, Adrian Chmielarz, Joris Evers...  Como digo en el epígrafe, el amarillismo continúa, un amarillismo más inofensivo, casi hilarante y de andar por casa. Sensacionalismo de ver quién la suelta más gorda y sale en más twits, de Phil Fish desahogando las broncas con la parienta sobre las cabezas de los juegadores, de Peter Warman leyendo el futuro en plan espectáculo en Las Vegas, y de medios de prensa que a veces seguimos el rollo, a veces no, para darle algo de vidilla a un sector que a pesar de estar muy crecidito aún es cuasi-adolescente.

 

¡Nos leemos!


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