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Los VGX son una mierda, pero saben lo que hacen

Avengers, assemble!
Por Toni Piedrabuena

Los VGX son una mierda. Como si fuese a sorprender a nadie. En un principio iba a hacer un repaso sobre el evento para concluir que seguían sin merecer nuestro respeto o interés, pero os considero personas inteligentes. Así que más que hablar sobre lo malos que son "celebrando la industria del videojuego", que según Geoff "Dorito" Keighley es lo que hacen, voy a hablar sobre lo buenos que son promocionándose y haciendo los cambios necesarios como para conservar tanto a sus fans como a sus detractores. Esto es importante. Hay que conocer a nuestro enemigo.


En Spike no son estúpidos. Emiten programas estúpidos, pero saben perfectamente lo que hacen, y dentro de ciertos esquemas se renuevan. Montain Dew ya no patrocina a los indies y los juegos de la quinta de 50 Cent: Blood on the Sand no son nominados. Saben que si no cambian, sus opositores dirán que hacen siempre lo mismo, que no tienen futuro y que la gente debería dejar de verlo. Y tarde o temprano ocurriría. Pero esta es su undécima edición. El shovelware está donde debería estar: en la basura. Lejos quedan los tiempos de Neil Patrick Harris o Jack Black presentando. Ahora al único famoso que no está relacionado con los videojuegos es Joel McHale, que co-presenta el programa junto a su santidewd Geoff Keighley, y tenemos a Smosh, Rooster Teeth, PewDiePie y Mega64 haciendo los sketches. Aunque PewDiePie sea el más conocido y el que más tirón tenga, los otros le complementan. Personalmente, me gusta Mega64. He disfrutado con Gooper, Save Gamestop, “Sakred Diamonds” Kickstarter, New consoles, then and now y, mi favorito, Modern Game Journalism: The Movie. El ver a Todd y Aaron hacer sus premios de 2013 me ha gustado. Me ha hecho sentir mal por apreciar algo de los VGX, sí, pero son Todd y Aaron premiando a Ouya como “el mejor chiste del año”: se pasa un buen rato con ellos. Ese es mi caso, pero seguro que habrá gente a la que Smosh y Rooster Teeth les haga ‘click’.

 

Es tan estúpido que me cuesta odiarlo. Y los de Spike lo saben.


Así que con eso se quitan (a nivel superficial) las críticas que puedan hacer sobre las estrellas invitadas y los sketches sobre videojuegos. Ahora falta el cuerpo: la ceremonia en sí. Algo que critiqué en Los VGAs no son la solución es que esto no parecía una entrega de premios seria sino un concierto o algo por el estilo, y ahora lo que tenemos es un formato similar a lo que pasaría si la MTV hiciera un talk show host cutre, con Keighley fingiendo que es un periodista y McHale haciendo de pasota descarado, contando chistes escatológicos sin gracia y haciendo preguntas que no sacarán ninguna respuesta pero ¡eh, descolocan a los desarrolladores! Y así parece que hay credibilidad y un poco de autocrítica. Poli bueno, poli malo, en resumen. Desde luego la maniobra de McHale parece haber funcionado, y muchos están enamorados de su agresividad y arrogancia.


Pero vayamos un paso más allá ¿y si traemos a los propios desarrolladores para hacerles entrevistas? Así la gente pensará que está echando un vistazo exclusivo y en profundidad a los juegos que se anuncien: una vez más, credibilidad. Pero a pesar de las preguntas de McHale es inevitable que Keighley prepare el terreno para que los autores hablen libremente sobre sus futuros títulos, promocionándolos bajo la mascarada de una entrevista en primicia. Yo veo a Randy Pitchford y Kevin Bruner dándose ósculos el uno al otro de manera descarada, pero seguro que muchos verían información de primera mano de los creadores del futuro Tales from the Borderlands.


La decoración casi minimalista, la estética experimental de los clips entre sección y sección y la ausencia de gente gritando o actuando de forma histriónica (lo más que hace McHale es hablar, pero nunca gesticulando) dan la sensación de que esto es algo más serio dentro de los esquemas de Spike. La clave es ese término: “dar la sensación”. Esta es una mona vestida de seda, aunque con tanta habilidad que algunos podrían pensar que es una persona y tiene modales. Pero aún queda el último toque: el público.

 

Viéndolo así alguno podría decir hasta que son profesionales

 

En Spike no son estúpidos, y con Keighley produciendo tenemos garantías de que sabrán una cosa o dos sobre redes sociales. La gala ya tenía listos los premios, pero dio la elección a los espectadores de estimar qué conmemoración debería venir antes. Todo lo que había que hacer era tuitear con el hashtag correspondiente. También se le podían hacer preguntas a los desarrolladores entrevistados, y todo lo que había que hacer, una vez más, era tuitear el hashtag de turno. Esto no sólo sirve para hacer trending topic y permitir que practiquen el onanismo mientras dicen lo populares que son, sino que hace que la gente vea por Twitter que la gala está ocurriendo y que ellos también pueden tomar parte de ella. Así, son los propios espectadores los que se ocupan de la publicidad.


Los VGX son una mierda. Igual que lo eran los VGAs. Igual que lo han sido durante diez años ¿Por qué han durado diez años? Porque saben adaptarse. No "mejorar": "adaptarse". Y también porque saben promocionarse. Ellos son el chico malo y nosotros somos la adolescente enamorada: creemos que podemos cambiarlos con tiempo y dedicación si insistimos, pero ellos van a seguir siendo unos capullos. Quejándonos no vamos a llegar a ninguna parte. Comentándolos no sólo vamos a darnos golpes contra una pared, sino que les estamos dando publicidad. Yo vi la gala sólo porque quería escribir un artículo para criticarla. Para Spike, sin embargo, no soy más que otro ladrillo en la pared, parte de los más de 4 millones de espectadores que aunó. Así que ¿qué hacemos ante los VGX? ¿Qué hacemos cuando hasta criticándolos estamos dándoles coba? Muy sencillo.


Dejamos de verlos. Dejamos de comentarlos. Dejamos de ser parte del problema. Dejamos que mueran.


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