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Los usuarios: principales soldados en la guerra de las consolas

Hervidero social
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Después de pasar toda mi vida disfrutando de este nuestro sector favorito, puedo afirmar que he visto de todo en lo que a reacciones de los aficionados se refiere. Lo más común -y a la vez todavía sorprendente- son las absurdas batallas sin sentido que, con los videojuegos de por medio, pueblan las redes sociales o cualquier foro de usuarios que puedas visitar ahora mismo. La proliferación del medio casi han convertido estas trifulcas en algo sumamente común, pero no por ello deja de ser un absurdo que se me antoja a todas luces ineficaz para el usuario implicado. Discusiones que van desde las míticas PC contra consolas, pasando por la más actual “Sony vs Microsoft vs Nintendo”, hasta llegar a las más centradas en determinados títulos o sagas propiamente dichas, léase las clásicas PES vs FIFA, Call of Duty vs Battlefield, Gran Turismo vs Forza Motorsport… y así continuando con cualquier par de ejemplares de similares características. En todo caso, luchas dialécticas que en su gran mayoría destilan una alarmante falta de lógica donde la madurez suele brillar por su ausencia. Eso incluye, por supuesto, esa técnica de mal gusto llamada 'viral marketing', donde empleados de compañías de videojuegos llegan a cobran por hacerse pasar por foreros 'normales' que apoyan sus lanzamientos, y que tanto veneno remueven entre los usuarios más simples.

 

Pero todo esto no es algo que al perro viejo le coja por sorpresa, desde luego que no. No en sí el 'viral marketing', sino los sentimientos de amor/odio entre sistemas o programas. Basta con retroceder un buen puñado de años para comprobar cómo antiguamente ya se hacían notar los defensores acérrimos de cada pixelada causa. Yo mismo, en mis años mozos, usaba mi todavía juvenil verborrea para defender a capa y espada al estándar MSX, mientras mis amigos hacían lo propio con sus ordenadores de ocho bits: 'La Abadía del Crimen tiene colores en Amstrad, en los vuestros es monocromo, hala'; 'Pues anda que tu Last Ninja 2, que es una porquería al lado del de Commodore 64...'; 'Cuando tengáis un Metal Gear en vuestras máquinas occidentales se lo decís a mi MSX'… Cosas así que, al fin y al cabo, no eran otra cosa que guerras inocentes en un campo de batalla todavía inocuo, porque aún arremetiendo contra el Amstrad CPC de por vida, el que esto suscribe disfrutaba como un enano jugando con mis colegas, por ejemplo, al recordado Target Renegade.

 

Por supuesto que todo esto aún tuvo su segundo apogeo en la gran guerra de los dieciséis bits, con Megadrive y Super Nintendo frente a frente… pero retrocedamos más. Más todavía. Vayámonos a las mismas raíces del videojuego. Allí descubriremos que las principales impulsoras de estos rabiosos lances no eran otras que las propias compañías, especialistas entre unos y otros en el dudoso arte de fastidiar al vecino. Desde tonterías tales como tratar de bautizar a la empresa con el nombre que más adelantado estuviera en las guías telefónicas (Acclaim, Accolade, Activison, Atari... ¡apurando letras!) hasta contratar a famosos televisivos para comparar en un cara a cara el potencial de dos videoconsolas (como el clásico caso de George Plimpton enseñando el poderío del Major League Baseball de Intellivision frente al más pobre Home Run de Atari para la VCS). Símbolos inocentes visto hoy día, cosa difícilmente atribuible a comentarios más recientes como aquel de Ken Kutaragi en el que tachaba a Xbox 360 de ser una Xbox 1.5; o el amigo Bill Gates, en su momento anunciando con sorna que Halo 3 vería la luz en el estreno de Playstation 3...

 

 

Pero lo dicho, que últimamente percibo que el tema está llegando demasiado lejos. Da igual que EA Sports lance un juego de fútbol indiscutiblemente sobresaliente, porque su mera existencia como tal hará que una gran mayoría de adictos al popular PES lo tachen de basura antes de siquiera probarlo. O viceversa; basta con hacer la prueba en cualquier review online y ver las reacciones de los usuarios en los foros. Del mismo modo, si tienes alma de pecero las consolas harán que te salga urticaria; si disfrutas como un niño con cada aventura de Mario, es posible que no aceptes ningún otro plataformas no protagonizado por el fontanero de Nintendo; o si aún aceptando que la existencia de Kinect es revolucionaria a más no poder, el hecho de ser fan incondicional de la marca PlayStation te hará beber los vientos por donde pasa ese remedo del Wiimote llamado Move mientras rechazas todo lo demás... o viceversa.

 

Da que pensar hasta qué punto estamos llegando. Muchos son los que han convertido la pasión por los videojuegos en algo que roza lo enfermizo, transformando su afición en odio y rencor, sin darse cuenta de que puede hasta llegar a hacer mucho daño a la industria. Lo bonito sería amar los videojuegos como el increíble elemento de entretenimiento que son, puro arte informático capaz de embelesar los sentidos y enganchar con buenas maneras a propios y extraños. Y dando igual que tengas una máquina de Sony, que te guste lo que hace Treyarch en Call of Duty, que únicamente te mole lo indie o que no compres nada que no salga en formato físico... pero siempre respetando los gustos ajenos, y abriendo una puerta que nos haga palpar aquello que, de cerrarlas de nuevo, jamás sabríamos lo que nos perderíamos.


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