Los sobres, los micropagos, su proliferación y su éxito
Los micropagos (o microtransacciones) no son bien recibidos por parte de los jugadores. Es un término, de hecho, que los estudios de desarrollo prefieren evitar, y cuando deciden pronunciar la famosa palabra siempre es para presumir de que su juego no los tiene. Sin embargo, hay una peligrosa realidad que no podemos obviar: cada vez hay más y cada vez tienen más éxito.
Por poner uno de los últimos ejemplos aparecidos en la industria, tenemos el caso de GTA Online (la vertiente multijugador de GTA V), que según su ex productor, Leslie Benzies, ha conseguido unos 500 millones de dólares de beneficios únicamente con los micropagos opcionales. En este caso no nos afecta demasiado, ya que si decides pagar por ellos es porque quieres y con ellos no se obtienen elementos demasiado importantes o que varíen la experiencia de juego en sí, pero claro, probablemente es una de las razones por las que Rockstar no se plantea lanzar un nuevo DLC para la historia principal. ¿Para qué, si ganan más dinero con micropagos?
El problema también radica en la forma de actuar de algunas compañías, como Electronic Arts. Hace ya unos meses que reconocía haber abandonado totalmente FIFA 16, la última entrega del simulador de fútbol, por su modo Ultimate Team. Esta modalidad, que casualmente es la que incluye los sobres que podemos obtener con micropagos, es la auténtica protagonista del título, y el abandono del resto de modos de juegos (como el modo Mánager, que sigue siendo exactamente igual que hace dos entregas) parece que empuja a los jugadores a que únicamente jueguen ahí. Es decir, en este caso la calidad de la obra final sí que se resiente por culpa de los esfuerzos del estudio para conseguir que te centres únicamente en el modo de juego que tiene micropagos.
Pero lo peor en este caso es que esos sobres y esas maneras de trabajar se han ido extendiendo al resto de juegos de la compañía, como es el reciente caso de UFC 2. El título de artes marciales mixtas no tiene nada que ver con el fútbol, pero aún así, tiene su propio modo Ultimate Team con sus sobres y sus micropagos, que al final son bastante necesarios para enfrentarnos en las divisiones más altas del modo online. Y sí, podéis adivinar que el resto de modos de juego no están tan trabajados y completos como nos hubiese gustado a muchos. Pero también ocurre, con la misma compañía, en otro juego que no tiene absolutamente nada que ver con el deporte: Plants vs Zombies Garden Warfare 2, que también tiene sobres y cuenta con micropagos.
El problema es que FIFA 16 también está generando unos beneficios enormes a través, únicamente, de los sobres, llamando la atención de otras compañías. Por ejemplo, si nos detenemos en su más claro competidor, PES 2016, podemos verlo claramente: han creado su propio modo Ultimate Team, con sus propios sobres y los micropagos. Inlcuso han ido más allá al comprobar el verdadero éxito que tienen estas microtransacciones, lanzando una versión gratuita del juego en la que podemos jugar todo lo que queramos a esta modalidad de juego, ya que los micropagos compensan.
A mí, esta tendencia, no me gusta. Por supuesto que todos estos micropagos que he descrito son opcionales, y esos sobres se pueden comprar a través de los puntos que también obtenemos jugando (mucho). Pero me molesta que la gente que se gasta cientos de euros en suministros de Call of Duty Black Ops 3 tenga las nuevas armas y yo no, que ya he gastado 70 euros en el producto (más las expansiones), y me molesta que en otros juegos tenga que ver cómo ciertos modos de juego son abandonados porque es evidente que quieren empujarme hacia los sobres.
Con esto no quiero echar la culpa a nadie en concreto, ni a las compañías por hacerlo ni a los jugadores que con todo el derecho del mundo se gastan dinero en este tipo de propuestas. Simplemente quiero exponeros la realidad con la que me estoy topando estos últimos meses con demasiados videojuegos. Y a mí no me gusta.
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