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Los servicios de pago deberían indemnizar por sus errores

Playstation Network y sus findes sorpresa
Por Rafa del Río

Servicios de pago, tres palabras que hace muy poquitos años parecían hacer alusión a noches de champán rodeado de caballeros y señoritas de muy buen ver pero que ahora, con la llegada de la última generación, todos asimilamos con la obligación de pagar alrededor de cincuenta euros al año a cambio de poder jugar online a un juego por el que ya hemos pagado y de recibir, mensualmente, una cantidad x de videojuegos que podrían gustarnos o no y que, en el caso de Playstation Plus o EA Access, desaparecen de nuestra biblioteca al dejar de pagar la suscripción.

 

No voy a entrar en si son rentables o no, ni en si son justos o no, cabe aquí la opinión de cada uno de si 5 euros al mes merecen la pena por juegos como LittleBigPlanet 3 o Day of the Tentacle a cambio de meses más tristes. Lo que sí quiero tratar es hasta qué punto es justificable cobrar por un servicio online tras haber pagado 70 euros por un videojugo, y más cuando este servicio no da garantías de estabilidad ni operatividad.

 

 

Navidades, verano y fines de semana

No vamos a entrar tampoco en los motivo socioeconómicos, paramilitares, de liberación nacional o idelógicos que causan algunos de los ataques a estos servicios de pago, pero ya sea mediante ataque DDoS -invasión masiva de peticiones- u otros métodos, las plataformas digitales reciben varios ataques en determinados momentos del año que tienden a dañar el servicio y a negar el acceso al mismo por parte de los usuarios

 

El resultado es que son precisamente las vacaciones, los puentes y determinados fines de semana, cuando nuestro acceso a los servicios que hemos pre-pagado, el juego online y la descarga de contenidos, tienden a fallar causando que los momentos más propicios para jugar sean, curiosamente, cuando no tenemos acceso a dicho juegos. 

 

Se me ocurre mencionar las Navidades de 2014-2015 y 2015-2016, el periodo estival de 2014, 2015 y 2016, y determinados meses como cotubre de 2016, enero de 2015, septiembre de 2014 y un largo etcétera que, debido a la vulneración de la obligación de trasnparencia de los operadores de servicios digitales, no siempre sabemos si hay que atribuir a un cyber-ataque, un malfuncionamiento del sistema, un periodo de manteniiento' o una diligencia de la compañía.

 

 

Sin tomar inguna responsabilidad

El problema principal radica en que estos fallos, sean propios o causa de terceros, no tienen ninguna repercusión para la compañía más allá del daño a su imagen corporativa. Salvo algunas excepciones en casos muy gordos como ataques de Lizard Squad u otro grupo ciberterrorista publicitados en las noticias y que conlleven robo de datos de los usuarios, las compañías no tienden a indemnizar por la denegación de servicios, e incluso en esos casos las indemnaciones tienden a ser insatisfactorias y descompensadas con el daño causado.

 

Es una pena que, mientras la ley obliga a las teleoperadoras a indemnizar a los usuarios por el tiempo de servicio interrumpido, descontándolo del pago mensual del mismo, las plataformas digitales se atrevan a saltarse esta norma de compensación mínima y no sólo no descuenten de su tarifa anual el tiempo de servicio no prestado, sino que además haga oídos sordos a las quejas, peticiones y dudas sobre el estado de los servidores.

 

Al final, como suele pasar en estos casos, somos nosotros, los usuarios, lo que 'pagamos el pato' corriendo con los gastos del ataque DDoS de turno, la negligencia del operador del momento, la falta de previsión de la compañía o los recortes en gastos destinados a seguridad. En un momento en el que la piratería de juegos parece haber sido olvidada por las grandes compañías, este otro tipo de piratería digital ataca a las compañías sin causarles daño alguno siendo nosotros, los jugadores, los que recibimos todo los cañonazos, y pagando, para más inri, por la munición con la que nos atacan. 

 

¡Nos leemos!


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