Los Premios Steam y su crítica disfrazada
Aunque quizás los tiempos en los que Valve era vista como una compañía más díscola dentro del mundo del videojuego han quedado atrás, su discurso heterogéneo sigue estando ahí. GOG le va pisando terreno, casi sin hacer ruido, y sus titulares actuales hablan de poco más que descuentos y de los distintos periféricos exclusivos que están desarrollando. Pero hay días en los que el meme de Gabe tiene sentido sin rodearse de porcentajes ni billetes de dólar, momentos de lucidez en los que se apuntan un tanto en el marcador mental de la simpatía. Sí, hablo de los Premios Steam.
Esta misma semana, nuestro querido Álex Pareja acertaba opinando del sinsentido de los Game Awards, un evento promocional a modo de espectáculo que pretende disfrazarse de certamen, cuando la entrega de algunos premios se llega a hacer hasta en los interludios publicitarios. Pero bien, la industria también disfruta de los premios DICE, los BAFTA Game Awards, los Golden Joystick y otros muchos que funcionan muy bien en los vídeos promocionales. Incluso en España hay cierta saturación: Los Fun&Serious, los premios Gamelab, los Indie Burger o los PlayStation Talents. Entre tanto, como espectador, uno termina desorientado ante la importancia de cada galardón y su afectación futura.
Pero al mal tiempo, buena cara. Como contrapunto ante esta indefinición, Steam ha decidido inaugurar su propio evento; uno sin la restricción anual, sin grandes categorías, carente de seriedad y con una relevancia que nunca irá más allá del empuje de ventas en los premiados. Me pregunto si hay tantas diferencias entre esto y los Game Awards. En esta ocasión el jurado somos todos nosotros y de nuestro criterio depende elegir el premiado al «villano más necesitado de un abrazo», al juego digno del galardón «cinco minutos más», al que mejor aguanta el paso del tiempo o incluso dar con una nueva categoría.
Hablábamos entre compañeros de redacción sobre si esto supone un avance o un bache más en el camino. Es evidente que lo que salga de ahí no podrá tomarse como una vara de medir, ni sirve para premiar el esfuerzo y la creatividad de lo que ha salido este año; es otra entrega de premios que seguirá sin traer el merecido reconocimiento que muchos estudios se merecen, otra que tampoco les dará la oportunidad de decir la suya. El tono burlesco de Valve, presentando los premios como la primera oportunidad ‘en la historia de la humanidad’ donde la comunidad decidirá los nominados a los ‘prestigiosos’ Premios Steam, lo deja todo bastante claro. Te están diciendo que han venido a saludar y que, visto el plan, se unen a la fiesta.
Mi espíritu optimista me dice que ahora que hemos llegado al límite de lo banal con el mundo de las entregas de premios, solo nos queda ir a mejor. Quizás, la existencia de categorías como «Lo mejor que se puede hacer con un animal de granja» sirvan de contrapunto y equilibren la balanza, permitiendo que los Game Awards se planteen deshacerse de categorías absurdas como la del juego anticipado más deseado o que, en un arrebato de coherencia, decidan entregar los premios estando en directo o, llamadme loco, ofrecer homenajes a la altura. Hasta entonces, podemos echar unas risas nominando en Steam.
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