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Los parásitos que viven en las aguas rejuvenecedoras de Sekiro

Gusanos, babosas y amebas rojas
Por Adrián Suárez Mouriño

Aviso: spoilers y teorías sobre el lore de Sekiro

 

Las aguas rejuvenecedoras de Sekiro y el motivo por el que otorgan la inmortalidad es un misterio. Sabemos que su poder procede del dragón divino del Reino Celestial, pero, ¿cómo afecta a quiénes la beben? ¿Por qué a unos les provoca un efecto y a otros uno distinto? Aquí va una teoría en la que estoy trabajando. En mi opinión, las aguas rejuvenecedoras no dan la inmortalidad, sino los distintos parásitos que viven en ella.

 

Imaginaos unas aguas con el poder de dar inmortalidad, pero no a los humanos, sino a los animales. En Sekiro nos topamos con un parásito empleado por los monjes del templo Senpo: el gusano o ciempiés chino. Pero ellos hablan de que ‘el gusano les eligió’, también se les llama infectados. Es decir, podrían hartarse a beber agua rejuvenecedora hasta que el bicho, como una tenia, germina en su interior y crea el parásito. Lo mismo podría haberle ocurrido al simio guardián.

 

Cuanto más grande es el cuerpo, más puede crecer el parásito y más fuerte se hace. En realidad, este parásito no te haría inmortal, te mata y usa tu cuerpo como si fueras un títere. Y como la tenia, aunque le cortes parte del cuerpo puede seguir viva hasta que la extirpas absolutamente, eso si no se ha reproducido en el interior del huésped.

 

Las aguas rejuvenecedoras pueden ser adictivas, provocando que la infección de estos bichos se propague. Lo hemos visto en la Aldea Mibu, allí beben incansables y cuanto más beben más sed tienen. En esta villa se dice que hay que beber mucho para convertirse en dignos de entrar en el Palacio Celestial. En él viven los descendientes de los guerreros Okami. Sus cuerpos deformes son medio pez, ¿por qué? Pues puede deberse a otro parásito que encontramos en forma de cebo; se trataría de una babosa común mutada por el agua.

 

Su efecto sería ir transformando a los humanos en medio peces y finalmente en carpas. Según una leyenda china, la misma que inspira la transformación de Magikarp en Gyarados, si la carpa sube la corriente se transforma en dragón, es decir, en un dios del universo de Sekiro, lo que es otra forma de alcanzar la inmortalidad.

 

 

Otro parásito sería el que provoca los ojos rojos y que puede alojarse en cualquier organismo vivo, bien sean las carpas o los guerreros de Ashina y que Dogen se decidió a estudiar. En este caso, la inmortalidad no se consigue a travé de la resurrección, sino a través de alcanzar el estado de ‘yo ideal’ en el que no se te puede matar.

 

Todo esto son teorías, pero encajan mejor que la idea que las aguas dan poder sin más. Además, la transformación de humano a carpa y luego a dragón explicaría por qué peleamos contra tantos dragoncitos antes de llegar al dragón divino, también que luego, uno de ellos, se convirtiera en un heredero del Acervo del Dragón. Seguimos investigando.


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